LXVIII

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He despertado en aquella habitación obscura
y en el aire se desprendía un hedor aberrante,
plagada de serpientes, cuervos y alacranes.

Preciso momento me he de dar cuenta
que luchaba con el maldito ser
que desgracias à la mía vida atrajo,
él me quitó todo, mis alegrías y sueños.

Vestía de traje negro,
así commo aquél día,
en ese momento
sentí temor y angustia.

La mía mente ha fabricado
un laberinto sin salida,
donde sólo existe la palabra «sin huida»,
esa minúscula e imaginable salida,
esa por la que he dado todo...
incluyendo mi innecesaria vida.

Poemario II, Saudade anheladaWhere stories live. Discover now