El amor no es como lo pintan - ƶɦαɳყเ

❤️ Capítulo 1 🩹

Siempre que nos enamoramos, corremos un riesgo. El riesgo que nos da miedo, pero no debemos permitir que las dudas o la inquietud invadan nuestra mente y nos impidan disfrutar del momento. La incertidumbre de que la otra persona no sienta lo mismo o nos abandone, es algo que hay que afrontar con un gran coraje.

Wang Yibo y Xiao Zhan eran una pareja perfecta. Sí, perfecta, unida, servicial, amistosa y sobre todo amorosa, los que los veían decían que el amor que se profesaban cada uno era envidiable.

La pareja llevaba 4 años de relación, vivían juntos desde ya hace 2 años, cuando en el cumpleaños número 21 de Wang Yibo, el mayor le propuso avanzar en su relación.

✨2 años atrás✨

-Feliz cumpleaños cariño – le dió un regalo en una cajita de color negro, la cual llevaba una llave acompañada de un llavero con las iniciales XW.

- Zhan-Ge esto es...- se llevó la mano a la boca.

-Así es amor, la llave de nuestro departamento- el menor sonrió.

-Siiii... Es increíble amor - ambos se fundieron en un tierno y largo beso.

Zhan había preparado la sorpresa junto a ambas familias, tanto los padres y hermanos estaban súper felices.

-Ya era hora que sentaras cabeza mi niño- La señora Xiao Li abrazó al mayor.

-Gracias por ponerlo en cintura muchacho- El señor Xiao Hao también se le acercó, acariciando su hombro.

Ambos jóvenes enamorados se miraron y sonrieron.

-No bebé... te voy a extrañar- La señora Wang Jia abrazo a su hijo.

-Venga mujer, dejemos a los muchachos, ellos ya están grandes para saber a dónde quieren ir- tocó el hombro de Zhan -Ambos deben de cuidarse y amarse- sonrió.

- Gracias Señores Wang... Su hijo está en las mejores manos- dicho esto, se acercó a su pareja y le dio un suave y rápido beso.

Wang Yibo de 21 años era el segundo hijo de tres, del matrimonio Wang, su hermana mayor Wang Xia era muy protectora, le costó aceptar al pelinegro, pero Xiao Zhan se la terminó por ganar y el Menor Wang Dalú que desde el primer momento supo querer a su cuñado.

Por su parte Xiao Zhan de 24 años, era el mayor de tres hermanos también, Xiao Fen y Xiao Rong ambas gemelas, eran la adoración del pelinegro, ellas son 3 años menores que Zhan, tanto Fen como Rong conocían al revés y derecho a su hermano, sabían a la perfección como pensaba o que sentía.

- ¿Estás seguro de esto hermanito? - preguntó Rong.

- Lo estoy y no me miren así- Zhan las abrazó.

Entre ambas familias celebraron, y disfrutaron. La pareja agradeció internamente que sus familias se llevarán tan bien y deseaban que de ahora en el futuro también la familia que formarían fuera como las suyas.

✨Actualidad✨

-Hola Zhan-Ge-

-Didi... Hola- el mayor respondió del otro lado del celular.

- ¿Amor a qué hora regresas? - Yibo empezó a mirar el reloj.

-Estaré en una hora, mira que así nomás no me encuentro con mis mejores amigos- respondió Zhan.

-Zhan... Está bien, no discutiré- se llevó su mano a la frente suspirando- sólo ten en cuenta cuántas veces estás saliendo en solo esta semana-

-Ya lo sé- rodó los ojos- Te amo- colgó.

Cuando decidió comprar el departamento, Zhan se juró abocarse más a su hogar y hacerse de un futuro el cual cada vez lo veía más lejano.

Si bien es cierto Yibo sabía cómo era Zhan, lo conoció así. El pelinegro era un hombre muy atractivo, asediado por hombres y mujeres, de un porte magnífico, unos ojos caramelo y con una sonrisa que a cualquiera enamoraría y esta venía acompañada por un lunar debajo del labio.

Zhan era demasiado conocido, se divertía todos los fines de semana, cuando se conocieron siempre veía al pelinegro religiosamente viernes y sábados algunas veces, hasta feriados. Fue en una de esas salidas que ambos chocaron miradas y se juntaron, solo bastaron dos salidas de esas para irse a la cama.

Zhan era experto, todo lo contrario, para Yibo, el mayor fue su primera vez, su primer amor... Cuando ambos se instalaron en su nuevo depa, Zhan cambió mucho, aunque con el paso de tiempo, se empezó a dar cuenta que no podía tampoco dejar a sus amigos y salidas de lado. Si bien es cierto, ya no eran seguidas, pero siempre había algo en él que necesitaba.