CAPÍTULO 1 | CONCIERTO

102 9 8
                                    

—Nos han plagiado la canción —admito en voz alta, intentando creerme lo que acaba de pasar.

Apago el teléfono y me voy directa a la habitación mientras escucho a los demás llamarme de fondo. No les hago caso y me coloco mis botas y un abrigo. Agarro mi mochila y me dirijo al comedor, para recoger las cosas que me faltan.

No pienso quedarme sin hacer nada cuando me acaban de plagiar la canción. La canción más importante que he escrito en toda mi vida. La canción que nos cambió como grupo. Joder, la canción con la que me abrí y di a conocer cicatrices que ni siquiera he podido curar a día de hoy.

—¿Puedes estarte quieta, Collins? —Jackson me sujeta del brazo para que lo mire.

—No puedo estar quieta, Jack. No cuando nos acaban de robar la canción más importante de nuestra carrera. ¡Joder, no es justo!

—Sabemos que no es justo, pero no puedes hacer una locura.

—No voy a hacer ninguna locura.

Holly rueda los ojos, preocupada y después me sujeta la mano. Odio que me miren con preocupación, pero más odio que lo haga ella.

—¿Y dónde vas? —pregunta Brett, asomando la cabeza entre los huecos de los dos.

—A hablar con Lisa. Es lo que queríais, ¿no? —Todos asienten—. ¿Venís o pensáis quedaros aquí?

Todos cogen aire al ver que no voy a hacer ninguna locura y Holly sonríe levemente mientras se ponen las chaquetas. Nos aseguramos de que llevamos los papeles que autorizan la canción como nuestra y salimos, dirección a las oficinas de nuestra discográfica.

El camino, a pesar de estar a diez minutos, se me hace eterno. El móvil me estalla a notificaciones y el nombre de mi abuela se refleja en mi pantalla varias veces. Al final, opto por apagarlo y centrarme en cualquier cosa que no sea esta situación. Observo a las parejas que pasan por nuestro lado, sus sonrisas y sus gestos. Así suelo inspirarme. Hace mucho tiempo que no siento nada, así que ya no puedo escribir sobre mí. Es como si todos mis sentimientos estuviesen paralizados.

Cuando llegamos, saludamos al guardia que nos da los buenos días y subimos casi corriendo al despacho de Lisa. Ni siquiera toco, abro la puerta de par en par y me dirijo hasta ella que no se inmuta. Imagino que ya sabría que íbamos a aparecer pidiendo explicaciones y respuestas.

—No estamos entendiendo nada, Lisa, así que te pido, por favor, que nos digas que coño está pasando —le pido, sentándome en el sofá.

Me apoyo sobre mis manos y suspiro, cansada.

—No lo sé.

Mi cabeza enseguida se alza y la miro con las cejas fruncidas.

—¿No lo sabes? —pregunta Jackson, y ella niega—. ¿Le han robado la canción a Collins y no sabéis que ha pasado?

—Lo siento, pero no. Estoy teniendo miles de llamadas para averiguar qué está pasando y ni siquiera saben si ese vídeo es verídico o un montaje.

Me levanto del sofá y empiezo a dar vueltas por el despacho. No me puedo creer que esto esté pasando. «Revancha» era especial.

—Esto es increíble —pienso, en voz alta. La miro y miro a los de mi banda, que están igual que yo, sin entender absolutamente nada—. Es la canción que nos impulsó hasta donde estamos ahora. Hace un año que la sacamos, supuestamente nos la acaban de robar y ni siquiera sabéis si eso es verdad... ¿Qué grupo es?

—No es necesario...

—¿Qué grupo es? —vuelto a preguntar.

—HidOut.

Una canción robadaWhere stories live. Discover now