CAPÍTULO 21 | GOLPE DE REALIDAD

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Decir que no lo miré en toda la noche sería mentir demasiado. De vez en cuando lo miraba de reojo y observaba lo que hacía. Se arremangaba la camisa cuando le traían de comer algo pegajoso, sonreía cuando Matthew hablaba o se echaba agua en el vaso, y se reía a carcajadas cuando Leo decía alguna gilipollez, lo que yo intuyo.

Yo también notaba su mirada sobre mí y eso hacía que incrementara las ganas de posar mi mirada sobre la suya. No sé si los chicos se dieron cuenta de todo eso, pero desde luego, Holly sí lo hizo, porque ahora está sentada delante de mí arrebatándome todos los bolígrafos que cojo para componer.

—¿Se puede saber qué quieres? —Me rindo y dejo la libreta a un lado de la cama.

—Nada, no quiero nada —sopla—. No quiero saber a qué se debían las miraditas esas de enamorados que os echabais Axel y tú. Para nada.

Se levanta de la cama y está a punto de irse cuando la freno.

—Pregunta —respondo en un susurro.

Se gira con una sonrisa de oreja a oreja y vuelve a la posición en la que estaba, pero esta vez se coloca en forma de indio, concentrándose más.

—¿De qué hablasteis?

—De muchas cosas, Holly.

—Tú nunca hablas de muchas cosas —bufa—. Te dijo que estabas preciosa, ¿no?

Su sonrisa esta vez no es de orgullo ni nada parecido. Es de sinceridad, de felicidad y de tranquilidad.

—¿Cómo sabes eso?

—Primero, porque ibas preciosa —recalca, sacándome una sonrisa—. Segundo, por como te miraba.

Frunzo el ceño y sin darme cuenta estoy acomodándome mejor para escuchar lo que tiene que decir.

—¿Cómo me miró?

—De la misma forma que tú miras los escenarios. Te mira como si fueses lo más bonito que ha visto nunca.

Pestañeo varias veces y niego. Nunca lo he visto mirarme así. Nunca nadie me ha mirado de forma tan sencilla y a la vez tan llena de locura y cariño.

—Eso es mentira —río irónicamente.

—Voy a enseñarte una cosa, pero prométeme que no vas a querer matarme —pide y yo me limito a asentir despacio—. Os hice esta foto porque va a ser la única forma en la que veas que le importas de verdad. Y porque salís monísimos, no voy a engañarte.

Abro los ojos de par en par alucinando porque me ha hecho una maldita foto con Axel, pero esa mueca se sustituye por una de sorpresa al verla. Relajo todas mis facciones cuando me enseña su teléfono.

Estamos de lado y tenemos las frentes apoyadas, Axel tiene los ojos abiertos y está sonriendo. No sé explicar su sonrisa, pero está llena de sinceridad y de calma. Sus dedos están enredados en mi pelo en la parte trasera del cuello y al darme cuenta de ese detalle recuerdo como se sentía su tacto sobre mí.

Alzo la vista hacia Holly que me mira con una media sonrisa sin aires de orgullo, esperando mi respuesta.

—Es solo una foto —termino por decir.

—No es solo una foto, Collins, lo sabes. —Agarra el móvil y lo aparta de mi vista—. No voy a presionarte si no quieres contar que sientes por él, incluso está bien no saberlo, pero no te hagas daño huyendo de algo que te hace feliz.

—Siento muchas cosas por él, pero no es nada de lo que piensas.

—¿No se te acelera el corazón cuando te mira o te acaricia el pelo? —pregunta sin esperar una respuesta—. ¿No sientes que puedes apoyarte en él cuando te hundes?

Una canción robadaWhere stories live. Discover now