CAPÍTULO 11 | PRIMER PASO

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Axel

Han pasado ya varias semanas desde que me fui con los chicos a Bergen. Daila y yo apenas hemos hablado desde entonces. Concretamente, desde que se quedó dormida dándome la espalda.

Decir que no sentí nada sería mentir a lo bestia, porque lo cierto es que he de admitir que el corazón me iba a mil y solo pensaba en cómo sería sentir sus labios sobre los míos. Todavía recuerdo como me miraba y no puedo olvidar sus ojos brillando desde abajo.

Al día siguiente, cuando me desperté, ya no estaba en la cama, pero me encontré con un papel en la parte donde dormía con el siguiente mensaje escrito: «Me he ido a almorzar. Te esperamos bajo. No te preocupes por Lisa, ya se ha ido». Me reuní con los chicos y hablé con todos sobre el concierto, pero con Daila no crucé palabras. De hecho, creo que estuvo ignorándome todo lo que pudo.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue entrar en las redes sociales y leer todo lo que decían de la banda. De repente, me encontré sonriendo. Todo eran palabras preciosas y llenas de significado. Daban ánimos por «Revancha», e incluso crearon un hashtag para pelear por el plagio de la canción. El corazón me dio un vuelvo y entonces supe que tenía que averiguar lo que ocurría. No podía dejarlo así.

Ahora estoy investigando las redes sociales de HidOut. Hace unos poco minutos me he encontrado con su mánager. Ricky Harry. El nombre es ajeno a mí, no lo había escuchado nunca y su cara no se me hace conocida. Pero entonces lo veo. Lo veo y no sé si mi juicio es justo, porque a lo mejor, lo tengo más nublado de lo que me gustaría admitir.

Me he vestido con lo primero que he pillado y he corrido a casa de Daila. No me ha dado tiempo a avisarle.

Toco el timbre y, a los pocos segundos, Daila me abre y alza las cejas, sorprendida. Nos quedamos mirándonos, no sé por cuanto tiempo. Ella sin entender muy bien mi presencia y yo esperando que me deje pasar.

—¿Qué haces aquí? —Es lo primero que me dice tras unos segundos en silencio.

—¿Podemos hablar?

—Estoy con el grupo ensayando.

—Mejor —sonrío con los labios pegados—. Es sobre el plagio.

Suelta un «ah» aburrido y se aparta de la puerta, dejándome entrar. Me quedo sorprendido con su casa. Es preciosa, la verdad. Todo tiene tonos negros y rojos como las dos guitarras que tiene colocadas en la pared de decoración. Los chicos están sentados en el sofá y me cuesta darme cuenta de que me están mirando.

—¿Qué haces tú aquí? Daila no nos había dicho que venías —Es Brett el que habla.

—Es que no lo sabía. Necesito hablar con vosotros. —Pongo mi mejor sonrisa, pero estoy demasiado nervioso y creo que Daila lo sabe, porque me mira desde la silla moviendo la pierna de abajo arriba, igual de nerviosa que yo—. ¿Conocéis a Ricky Harry?

Todos niegan despacio, pero Jackson habla, mirando a los demás.

—No lo conocemos personalmente, pero sí que hemos escuchado su nombre. Es mánager de varios artistas, pero, por lo visto, es un cabrón con todo ellos.

—HidOut está entre ellos —asegura Daila y asiento, dándole la razón—. Lo sé porque, cuando los investigué, me fijé en él, pero no le di importancia.

—Es importante.

—Axel, ¿por qué es importante? —pregunta Holly con una voz suave.

—Por esto.

Saco el móvil del bolsillo y se lo paso a Daila primero, a pesar de que es la que más lejos está. Sus ojos se abren de par en par y parece que acerca la foto. Hace lo último que yo me esperaba que hiciese: se ríe. Está riéndose, como si fuese la cosa más graciosa que ha visto hoy. Frunzo el ceño y todos pasan su mirada de ella hacia mí, sin entender muy bien la situación.

Una canción robadaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt