CAPÍTULO 8 | ESTÁ BIEN

33 4 4
                                    

Desde que estoy dentro del camerino, la tensión se palpa por parte de los integrantes de HidOut. Solo son dos los que han hablado conmigo, los otros tres se mantienen detrás en silencio, observándonos a nosotros.

—¿Qué pasa con esa canción? —pregunta Darío, apoyándose en el respaldo del sofá.

La mano de Axel sigue intacta en mi pierna y no sé si eso me tranquiliza o consigue alterarme más.

—¿Es vuestra?

La pregunta le pilla por sorpresa a todos, incluidos Axel y Leo, que giran sus cabezas de golpe hacia mí. Ahora mismo, ese movimiento me importa más bien poco. Quizá podría haber sido más disimulada o introducir mejor la pregunta, pero odio lo mucho que está costando esto.

—No lo entiendo —dice el que se ha presentado como Gael, que es el chico que nos ha saludado primero—. ¿Os coláis aquí solo para preguntarnos si una canción es nuestra?

—Sí, pero tiene una explicación —responde Axel antes que yo—. Una que, obviamente, no vamos a daros, pero que es importante.

—No podéis llegar aquí, presentaros así y hacer como si nada —gruñe Gael.

—¿Es vuestra? —hago hincapié. Todos se miran entre ellos, sin entender la pregunta. O quizá si lo hacen, pero no quieren responderme. Miro a Axel y él asiente, tranquilizándome—. Por favor.

Un chico en el fondo, mucho más bajito que el resto, se acerca a nosotros a paso ligero.

—No la hemos compuesto nosotros —se limita a decir para después salir por la puerta.

Puede que Axel tuviese razón.

Puede que no todo fuese culpa de este grupo, si no de su discográfica.

¿Y si la mía también ha tenido que ver en todo esto? Una parte de mí pondría la mano en el fuego para jurar que Lisa no tiene nada que ver con esto, pero en el fondo realmente sé que sí puede estar vinculada.

El dinero cambia a las personas, las hace envidiosas y consigue alejarlas de la pasión que tienen. Quizá a Lisa le pasó eso. Puede que empezase con nosotros por amor hacia la música, por cariño a su trabajo y cuando encontró la oportunidad de ganar más dinero fue cuando decidió romper cualquier aprecio hacia nosotros solamente por cobrar más billetes.

—Darío —escucho a mi lado—, has dicho que eras seguidor de Sternbilder, ¿no?

—Sí. ¿Por qué?

Axel piensa un poco lo que va a decir. No interrumpo, porque sea lo que esté pasando por su cabeza, va a tener sentido.

A veces dice las cosas sin pensar, pero cuando lo hace, entiendes porque es así. Es como si tuviese tanto que soltar, que ni siquiera tiene tiempo para procesarlo. Aun así, cuando hay que hacerlo, se frena, piensa y entonces habla; siendo consciente de cada una de sus palabras.

—Mirad, esto es importante para nosotros. Sobre todo, para ella —me señala—. La canción que cantáis cada noche, en cada concierto, no es vuestra.

Suelto un suspiro por el aire que estaba conteniendo y que, a pesar de ser consciente de ello, no era capaz de soltarlo. Axel se da cuenta y me mira, como si estuviese pidiéndome perdón. Niego con una sonrisa. Una de verdad.

—¿¡Qué!? —pregunta Darío—. Eso es imposible.

—No lo es —responde Leo por primera vez—. Mira las fechas.

Estoy muy confusa cuando Leo le pasa su móvil con dos capturas de pantalla que no logro ver. En cuando Darío agarra el móvil, su mirada pasa de golpe a Gael. Entre todos se miran desconcertados.

Una canción robadaWhere stories live. Discover now