CAPÍTULO 2 | ENTREVISTA

71 6 10
                                    

—¿Has dicho que sí a una entrevista sin tener ni idea de quién es? —asiento, mientras repito por décima vez las mismas notas con la guitarra—. Y, además, le has dicho que no se lo vas a decir a Lisa. Eso no lo vas a cumplir, ¿no?

Dejo de tocar y apoyo el instrumento sobre el sofá, centrándome en Jackson que no para de caminar de un lado hacia otro del comedor. Ruedo los ojos y lo llamo hasta que consigue hacerme caso.

O más bien hasta que Holly grita y se calla, mirándola asustado. Brett suelta una risotada y se lleva un cogotazo por parte de Jackson. Al final, acabamos todos en el sofá e intento explicarme lo más rápido que puedo. Les cuento acerca de Axel y sobre cómo me paró y me hizo prometerle que no diría nada a la discográfica.

—Sí vas a decirlo, ¿no?

Es Jackson quien vuelve a hablar, pero está vez su mirada está puesta en mí y ya no se muerde las uñas.

—No —respondo rotundamente.

Jack y Brett parecen sorprendidos por mi respuesta, pero Holly me mira como si supiese lo que iba a hacer. No me sorprende en absoluto. Creo que no hay nadie que me conozca tanto como ella.

—Jackson, hazle caso a Collins. Sabe lo que hace.

Fulmina a Brett con la mirada y rueda los ojos. Todos estamos desesperados.

—Podéis estar tranquilos. Es solo una entrevista más.

Me levanto del sofá y guardo la guitarra en su funda, para después colgarla sobre mi hombro. Abro Instagram y reviso de nuevo la ubicación que Axel me mandó a las tantas de la mañana. Ni siquiera he tenido tiempo de avisarlos con más antelación, pero, aunque todos están confusos, no vacilan para seguirme.

Después de coger el metro y estar veinte minutos de reloj en él, llegamos donde quedé con Axel. Cuando salimos de la estación, nos dirigimos a la derecha y un pequeño sonido en el móvil, me indica que estamos justo en nuestro destino.

Por un momento, me replanteo lo que estamos haciendo. Maldita sea, ayer hablé con un chico y hoy estoy metiéndome en la boca del lobo y arrastrando a Jackson, Brett y Holly conmigo. Ni siquiera sé quién es Axel Miller... o no del todo.

Puede que esta mañana, cuando me he despertado, haya buscado información suya por todo Internet. Sí que se llama Axel Miller y sí que tiene la carrera de periodismo, o eso es lo que decía Wikipedia, pero, aun así, me parece una locura la estupidez que estoy —estamos— a punto de cometer.

Tampoco hago nada por retractarme, solo sigo caminando hasta que estamos delante de un pequeño edificio de color verde escabeche con tonalidades marrones y blancas. No me da tiempo a observar mucho más cuando la puerta se abre y Axel sale de ella, con una sonrisa.

Mi mirada se detiene en sus ojos y los observo con detenimiento. Son verdes con pequeños reflejos dorados. Se ven incluso estando a bastantes centímetros de distancia. Mi cabeza, por alguna extraña razón, empieza a imaginar cómo se verían estando justo delante, a escasos centímetros. Su nariz es recta y pequeña, y aunque no esté en una proporción perfecta con el tamaño de sus ojos, sigue siendo bonita.

Sacudo la cabeza intentando descartar todos esos tipos de pensamiento y me centro en mi banda, que está parada sin saber que hacer. Igual que yo.

—¡Hola! —saluda Brett acercándose a Axel.

Extiende su mano y este la aprieta sin dudar, con una gran sonrisa. Jackson sigue el mismo procedimiento y ambos se sonríen.

La mirada de Holly lo recorre de abajo a arriba. Ruedo los ojos y le doy un pequeño apretón en el brazo, intentando ser disimulada, pero se queda en un intento cuando mi amiga suelta un pequeño grito.

Una canción robadaWhere stories live. Discover now