Capítulo 14

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Pronto sería el cumpleaños de Sofía, ella no tenía ánimos de alguna celebración, así que rechazó cualquier fiesta que le ofrecieron sus padres, se sentía deprimida y esperaba que fuera solo un día más.

— Hey pilluela, estudiemos en mi departamento hoy — ofrece Jorge.

— ¿Por qué ahí?

— Por qué tengo que ir más temprano al Bar. Así no detenemos el día de estudio y no me retraso en tener que llegar a ahí para prepararme.

— Okay

Solicitaron algunos libros de la biblioteca y subieron al deportivo de Sofía, donde ya era habitual que Jorge lo condujera.

Al llegar al departamento, Sofía ve que en la mesa, estaba una torta de cumpleaños y un regalo. Cuando logra reaccionar, Jorge le estaba colocando un gorro de cumpleaños y le cantaba el cumpleaños feliz.

— Qué lindo, gracias Jorge. ¿Cuándo pensaste esto?.

— Sabía que no querías hacer nada en tu cumpleaños, así que pensaba en realizar una pequeña fiesta aquí. Luego, podremos salir a donde tú quieras...

— ¿Y el Bar?

— Obviamente que estoy libre, pilluela.

Sofía abrió su regalo, era un oso de peluche que tenía un exquisito aroma, se leía en su etiqueta que, ayudaba a dormir.

— Es adorable Jorge, gracias. — Sofía comienza a abrazar al peluche

— Podrás dormir con él, así quitas tu neurosis de la noche. — Ríe Jorge, mientras le entrega un trozo del pastel que estaba cortando.

— Estaba pensando que, si no tenemos apuro por el tiempo, vamos después a los juegos de vídeos, compremos muchas fichas y lleguemos al final de los Cazafantasmas.

— Si señora. Haremos lo que tú quieras.

Después de comer pastel y charlar durante un rato, se dirigieron al centro comercial, donde fueron directo por unas gaseosas y luego al centro de juegos. Rieron mucho, trataron de obtener premios de máquinas, aplastaron topos y jugaron a los Cazafantasmas. En un momento de descanso, compraron unos helados, a lo que Jorge pagaba todo.

— Jorge, me da pena que gastes tu dinero en estas cosas. — dice Sofía, al contarse en una de las mesas que estaban en la heladería.

— No te preocupes, ya sabes que con mi trabajo nocturno de Darg Queen, me va muy bien — Jorge carcajeaba.

— Hablando en serio. Si en momentos de desesperación, una mujer te hubiera ofrecido dinero por servicios nocturnos, ¿aceptarías?

— No. Jamás lo haría.

— ¿Por qué?

— Por qué eso es algo muy íntimo, es como entregar una parte de ti, y eso no lo vale el dinero. En tu caso, ¿lo harías?

— Claro que no, yo no tengo problemas de dinero — Sofía reía de solo pensar en lo absurdo de aquello.

— Pero si tu padre te sacará de la casa con tu madre, y tuvieras que trabajar, ¿no sería ese un momento desesperado?

— Es que, en ese caso, haría lo que tú haces. Trabajaría a medio tiempo y ahora que me va bien, daría también tutorías. Si tú pudiste con todo eso, creo que yo podría. Además, creo lo mismo que tú, es lindo hacer el amor, pero que sea por un sentimiento y no por obligación. Pero, si fuera el caso que ¿podrías vender?, ¿Besos?

— Hem... si, opino que eso podría ser, pero cobraría muy caro.

— ¿De verdad? ¿Cuánto?

— Unos $50 por cada uno, ¿cómo que piensas que he pagado tu celebración de cumpleaños? El profesor de Rentas fiscales paga muy bien. — Vuelve a reír Jorge

— ¿Y besa sabroso? — Sofía le seguía el juego y ríe también.

— Si, mucho. Su aliento a morgue, le deja el toque justo... ¡Ah! Pero qué asco, de solo imaginarlo, me dan ganas de vomitar — Jorge continuaba riendo, haciendo la imitación de arcadas.

Sofía tenía un ataque de risa, que le hacía doler la barriga y se le escapa una lágrima por el esfuerzo de la carcajada.

— Qué horrible, ese tipo huele tan mal, que seriamente estoy pensando en irme a los asientos traseros en su clase. Pero hablando en serio, si alguien te diera $50 en efectivo, ¿lo harías?

— Bueno, eso depende de quién. No besaría a otro hombre, va en contra de mi heterosexualidad. Tampoco besaría a una anciana que no tenga dientes, o ese tipo de cosas raras... pero el resto, creo que sí, lo haría.

Sofía sin pensarlo mucho, busca en su bolso algo. Coloca $50 en la mesa y lo mira fijamente.

— ¿Qué haces?

— Bésame

Jorge queda sorprendido y le sonríe.

— Eres muy pilluela, ¿quieres que te besen?

— Si hablas tanto, ¿por qué no lo pruebas? Bésame.

Jorge estaba avergonzado y baja la vista ya sin reír, estira su mano y aleja el billete.

— Yo nunca podría cobrarte por un beso, eso arruinaría nuestra relación.

— Si fuera Patty... ¿Lo harías?

— No creo que pueda hacer eso con ninguna chica que conozca. ¿Por qué no cambiamos de tema?, esto ya se ha vuelto muy incómodo.

Luego de eso, fueron a los Go Cars y al cine. Mientras estaba sentados en la sala, esperando que la película comenzara, Sofía pensaba que, aun pagándole a Jorge, ella no podría entrar en su corazón. Él era, quien era y sus convicciones son claras, por eso también lo eran a nivel emocional. Él jamás besaría a una chica que no le guste, así que debería dejar de intentarlo y aceptar a que solo sería su amiga.

Mi único pecado, fue quererte.Where stories live. Discover now