Capítulo 32

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 Jorge aún seguían nervioso, pero trató de controlarse, para que Sofía no le viera preocupado, pues, podría asustarla. Sabía que a ella no le importaría comer tierra con tal de mantenerse a su lado y no era justo arrastrarla a eso, perdiendo lo que por años fue su sueño.

Sofía estaba en el living, cuando lo ve bajar por la escala y se dirige a él.

— ¿Qué pasó?

Jorge le sonríe, le da un pellizco en la mejilla y habla de manera tranquila.

— Calma pilluela, todo está bien. Salgamos y conversemos.

Ambos salieron de la casa y subieron al deportivo para hablar en privado.

— Tu padre habló conmigo, dijo que no tenía expectativas en mí, le mencioné que no me interpondré en sus planes, pero que me diera tiempo para demostrar que soy digno de ti.

— ¿Y qué pasó?... ¿Aceptó?

— Bueno, dijo que él seguiría con sus planes para ti y muchas otras cosas, en resumen, podemos estar juntos si no tenemos aspiraciones de algo más serio. — Jorge sabía que la mentira la mantendría tranquila.

— Ay Jorge... es que no lo puedo creer, pensé que te amenazaría con hacerle algo a Abuelita, que te ofrecería dinero o algo así, pero... estoy muy feliz — se acomoda en el asiento para poder besarlo.

— Sí. Te dije que no te preocuparas tanto, ahora es conveniente ser más discretos, tu padre estará vigilando. Mañana tengo algunas cosas que hacer, debo prepararme para buscar un empleo, sería mejor no vernos para no levantar sospechas.

— Ay Jorge... no... — Sofía estaba asustada y estaba a punto de echarse a llorar, creyendo que quizás él escape y no lo vuelva a ver.

— Calma, es solo precaución. El domingo por la noche, seremos solo tú y yo, es una promesa.

Ese sábado, Sofía llamaba constantemente a Jorge, seguían sus inseguridades, pero no insistió en que se vieran, así que espero hasta el domingo.

Durante la noche del domingo, fue al restaurante que le indicó su novio, que ya la estaba esperando, sentado en una mesa, vestido de manera semiformal, y con una rosa que había dejado sobre la mesa para ella.

— Jorge... estaba asustada. Después de lo ocurrido el viernes con mi padre, no he dejado de pensar en que te irías, pensando en que te ha amenazado y que no me lo quieres contar.

— Pilluela, tienes una mente muy creativa. — Ríe Jorge.

El buen humor de Jorge la calmó, así que Sofía pudo disfrutar de la velada. Esa noche, cenaron y rieron, se burlaron de lo que ocurrió con su padre y como imaginaban al señor Mydffai, como un gran mafioso que tenía guardada un arma en su bolsillo.

— Bueno... en este momento, mientras encuentro un empleo, buscaré un nuevo departamento — comenta Jorge al comer un postre de mango.

— Yo te ayudaré a escoger uno muy lindo, con vista a la ciudad.

— Siempre te ha gustado ese estilo, con grandes ventanales en un piso alto

— Si tu departamento fuera así, estaría todo el día en él — dice de manera soñadora Sofía.

— Recuerda que ya no puedes estar conmigo todo el día, para que tu padre no creas que te has encariñado demasiado.

— Pero payasito, sabes que te amo... eso será inevitable... — Vuelve a reír y darle una mirada llena de ternura.

Al terminar la velada, Jorge la llevó a un hotel para que pasaran la noche ahí, ya que tenía una reserva y deseaba darle una sorpresa.

La habitación tenía hermosos decorados con pétalos de rosas y velas aromáticas, lo que emociona a Sofía, al ver la dedicación de Jorge en darle una noche fantástica. Él se acerca a su oído para susurrarle.

— Dije que éramos recién casados, así que nos dieron esta habitación

Sofía se gira para abrazarlo.

— Espero que esa mentira pronto se cambie por una realidad — susurra sonrojada Sofía, abrazándolo por el cuello para besarlo.

Tomaron un baño en el jacuzzi y bebieron un espumante, mientras reían y hablaban sobre su tiempo en la universidad.

Aún con el cuerpo húmedo, Jorge la toma en brazos, para llevarla hasta la cama y la deposita sobre los pétalos de rosas que perfumaban el lugar, mientras la besaba de manera tierna, cada parte de su cuerpo. Sofía se sentía amada y protegida, y sus miedos pronto desaparecieron, al sentir aquella conexión sentimental que ambos mantienen.

Cuando comenzaron a amarse, Jorge no la dejaba de besar de forma apasionada, uniendo su cuerpo completamente, entrelazando sus dedos. Era como si en ese momento, ambos deseaban hundirse en el cuerpo del otro, para ser siempre uno.

Sofía sentía que este momento era una declaración completa de amor en la cual sus ojos lo expresaban.

Para Jorge, hacer el amor solo una vez, no era suficiente. Deseaba impregnar su cuerpo con el calor de Sofía, porque la amaba tanto y sentía que las palabras eran escasas para expresar cuán grande era su amor.

Después de declararse fidelidad y ofrecer promesas del futuro, ambos durmieron tranquilamente durante esa noche, donde Sofía tuvo hermosos sueños, puesto que fue la noche más romántica que había tenido hasta ese momento en su vida y estaba feliz de tener a un hombre tan maravilloso como Jorge en su lado.

Al despertar por la mañana, Sofía se gira en la cama para abrazar a su novio, pero ya Jorge no estaba en la cama, tantea para buscar su móvil que había dejado en la mesita de noche, pero toma el de Jorge, abre un poco más los ojos y encuentra su celular que estaba un poco más apartado, junto con una carta que se leía "Para mi amada Sofía", esto inmediatamente la paraliza.

Sofía toma la carta y la lee apresuradamente. En ella, explicaba que debían separarse, puesto que ambos corrían riesgo al estar juntos y que no la podía proteger en su condición actual. Le suplica que no lo busque y que le perdone, lo mejor era que no supiera donde estaba, para que no caiga en la tentación de perder todos sus sueños por ir tras él, y para confirmar que esto era definitivo, le dejaba su teléfono, para que ya no lo pueda contactar. Al finalizar la carta, expone, que no puede darle más explicaciones, pero regresará por ella y que lo espere.

Sus peores miedos los estaba viviendo, y Sofía pensaba que esto no podía estar pasando. Sale de la cama apresuradamente y se viste, toma sus cosas y corre a la salida del hotel, pero no ve a nadie. Va a su automóvil y se dirige a toda velocidad al departamento de Jorge.

Cuando Sofía llega al lugar, abre con la llave que tenía, solo para descubrir que este estaba vacío, y que todas las pertenencias de Jorge, ya no estaban. Al ingresar a ese pequeño departamento que por tanto tiempo fue su refugio, comprendió lo que estaba pasando. Su padre realmente lo amenazó y también tenía que haberlo amenazado con ella, así que él se guardó todo este secreto hasta ahora, para darle tiempo de desaparecer.

Inmediatamente, la desesperación se apoderó de ella y comienza a llorar de forma amarga, cayendo de rodillas sobre el suelo del departamento al perder las fuerzas, no quería creer que esta era su realidad, y que su amado Jorge, realmente la abandonó.  

Mi único pecado, fue quererte.Where stories live. Discover now