Capítulo 22

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Cuando Sofía despierta por la mañana y abre los ojos, la habitación estaba completamente iluminada. Por los grandes ventanales de la Suite, se veía caer la lluvia, pero no tan fuerte y sin viento como lo fue durante la noche, aquella increíble noche que nunca borrará de su mente. Se voltea para ver a su novio quien la tenía abrazada, su rostro expresaba tranquilidad y dulzura mientras seguía durmiendo.

Sofía quería conocer el cuerpo del hombre con el que había pasado la noche, necesitaba verlo para saciar su curiosidad, así que, cuidadosamente, retira las sábanas que lo cubrían.

Jorge abre suavemente los ojos al sentir la luz de la mañana, y ve como Sofía lo miraba. Ella estaba cubierta por las sábanas, pero a él, lo había despojado de las mantas hasta los muslos. Estaba desnudo, siendo observado por su novia.

— Hey pilluela, ¿qué haces? — pregunta con voz calmada.

Sofía se sobresalta al ser descubierta y le cubre rápidamente hasta la cintura.

— Solo quería verte. Ayer no pudimos, por la oscuridad.

Jorge le entrega una sonrisa tierna y aparta las sábanas.

— A mí, también me gustaría mirar.

Sofía aún sostenía las sábanas para cubrirse, así que lentamente las retira. Se sentía avergonzada de que Jorge la viera, así que se abraza el pecho, tratando de ocultar en algo su desnudez.

— Eres preciosa Sofía, no me tengas vergüenza, no ocultes tu cuerpo. — Jorge se aproxima para poder besarla.

Sofía estaba segura de que él podía leer su mente, ya que, con solo mirarla, sabía lo que pasaba con ella, algo que había desarrollado desde que eran amigos.

Los tiernos besos, pasaron a caricias. Esto era los que les faltó en la noche anterior, el poder ver sus ojos, transmitirse sentimientos, ver la expresión del otro y disfrutar de la vista que le ofrecía el cuerpo de su pareja. Sin ninguno darse cuenta, comenzaron a hacer el amor, pero en esta oportunidad, era de manera más apasionada.

El rostro de Jorge era serio, manteniendo una expresión como si estuviera suspirando con cada respiración que daba, sus ojos brillaban y transmitían ternura. Sofía, en cambio, estaba sonrojada, mordía su labio inferior y tenía una actitud placentera, sin dejar de ver a los ojos de él.

El poder hacer el amor a través de la mirada, formó un lazo mucho más fuerte en su relación. Al terminar, se sonreían y se dedicaban tiernas palabras de amor.

Alguien tocó a la puerta de la habitación, lo que hizo levantar a Jorge para ir a abrir en bata. Era el desayuno, además de la entrega de la lavandería, con sus prendas limpias y perfectamente planchadas.

Tomaron el desayuno en la cama. La electricidad había regresado, así que encendieron el televisor, donde se informaba en los noticieros, los daños ocurridos durante la noche. Conectaron sus móviles para encenderlos, y ambos inmediatamente recibieron notificaciones de la universidad, que daba el aviso sobre la suspensión de las clases del día de hoy.

— Bueno, al menos no perdimos el día de clases — Sofía da un suspiro.

— Ven, vamos a tomar una ducha — toma la mano de su novia para que lo acompañe hasta el cuarto de baño.

Mientras estaban bajo de la regadera, frotaban la espalda del otro, se abrazaban y besaban, sintiendo el agua tibia correr por sus cuerpos, controlando sus deseos, para no terminar haciendo el amor bajo el agua de la ducha.

Nuevamente en la habitación, se secaron y vistieron, debían abandonar el hotel e ir por el deportivo.

A Jorge le tomó un par de minutos cambiar el neumático pinchado, que efectivamente se había reventado por un clavo de una madera que se incrustó en él.

De regreso en la carretera, en su viaje de regreso, Sofía miraba a Jorge que estaba más apuesto que nunca, solo que ahora hablaba muy poco, se mantenía atento al camino y respondía de manera corta, ni siquiera cambió su actitud cuando sonó Uptown Girl.

— Jorge, ¿qué pasa? Casi no me hablas. — pregunta Sofía, tomando de su mano que estaba en la palanca de cambio.

— No es nada. Solo estaba pensando... cosas...

— ¿Cosas? ¿Estás preocupado por algo?

— Sí...

Sofía espera que él digiera algo más, pero no volvió a responder.

— Okay, ¿no sería mucha la molestia que especifique más en tu respuesta? Vamos Jorge, tú me dices que puedo contarte lo que sea, tú también deberías tenerme confianza.

— Es que Sofía, lo hemos hecho... dos veces, y no usamos protección. Y si ¿estás embarazada? — dice de manera angustiada.

Sofía comienza a reír ante aquello.

— Tranquilo, yo ya pensé en eso hace mucho tiempo. Estoy utilizando pastillas.

— ¿Pastillas? ¿Desde cuándo?... ¿Por qué no me lo dijiste?

— Desde que tu Abuelita nos hizo dormir juntos. Sabía que esto tarde o temprano ocurriría y no quería estar preocupada de esas cosas. Ahora veo que solo actuaste y no pensaste. — Sofía vuelve a reír.

— No, realmente no pensé en nada, medité en eso cuando estaba cambiando el neumático, por eso estaba preocupado.

— ¿Te desagrada la idea de tener un bebé conmigo?

— Para nada. Me preocupa tu padre.

— ¿Crees que irá con la escopeta a buscarte por mancillar el honor de su hija? — vuelve a reír.

— No pilluela, siempre me has dicho que está loco. Solo tengo miedo de que si estás embarazada, él pueda hacerte algo a ti y a nuestro bebé.

— Tranquilo Payasito... eso no pasará. Solo quédate siempre conmigo y estaré bien.

Sofía sonreía y entrecruza sus dedos con los de él. Le agradaba saber que Jorge estaba preocupado por ella y su futura familia, aquello hizo que se le hinchara el pecho de emoción.

Mi único pecado, fue quererte.Where stories live. Discover now