Capítulo 28

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La semana pasó, y Jorge fue dado de alta. Se le recomendó dar paseos a diario, para mejorar la movilidad de los intestinos.

La Abuela de Jorge decide viajar de regreso, y Sofía insiste en que un chófer privado la lleve a su casa para que esté más cómodo.

— Gracias Sofía por todo. Si no hubieras estado aquí siendo el apoyo de Jorge, él habría estado solo. Recuerda siempre que, tú eres nuestra familia.

— Claro, son mi familia y a usted la quiero como si fueras mi abuelita — Sofía la abraza para poder despedirse.

— Mi niña, se me ha quedo mi abrigo en la habitación, ¿sería molestia si lo puedes ir a buscar?

— Ahora voy abuelita — Sofía ingresa nuevamente al hotel para subir por las escaleras.

Jorge mira a su abuela y también la abraza

— ¿Aún crees que Sofía pertenece a ese mundo?

— Mi Jorge, te deseo que estés bien y seas feliz. Cuida a Sofía y trabajar duro para darte a respetar en ese mundo, yo te apoyaré.

— Si abuela, trabajaré muy duro, ya lo verás. Te daré una buena vida a ti también.

— Por mí olvídate, yo vivo bien.

Sofía regresa corriendo y le entrega el abrigo a la anciana.

— Debo partir para que no se haga más tarde, cuídense. Sofía, tenle paciencia a este muchacho — Dice subiendo al vehículo.

— Claro que sí, abuelita.

Ambos se despiden de ella y ven como se marcha. La pareja aprovecha de dar un paseo por los alrededores, de esa forma ayudar a Jorge a realizar su caminata de ese día.

— Payasito, ¿te duele?

— No, solo molesta. Ahora tendré una cicatriz en el abdomen

— Pero te has salvado, esto pudo ser mucho peor.

— Ni que lo digas, nunca tuve tanto dolor en mi vida, ¿te molesta la cicatriz que me ha quedado?

— No, al contrario, me encanta...

— ¿Por qué? ¿Me veo como un chico malo?

— Para nada, me gusta porque si tenemos alguna discusión, te levantaré la camisa y te haré recuerdo que esa marca, es porque yo siempre tengo la razón y tú eres una cabeza dura — ríe Sofía.

— Pilluela, realmente eres adorable — Jorge ríe y le abraza por los hombros para caminar con ella.

Las semanas pasaron rápidas y ya se encontraba cursando el último semestre de la carrera, en donde realizarían sus prácticas laborales.

El profesor, esa mañana, entrega las pautas e información.

— Jóvenes, ya estamos por terminar. Cada uno irá a pequeñas empresas y trabajará con sus dueños para que aumenten sus ingresos. Cada semana se realizará monitoreo de sus avances, deberán informarlos por correo. Desde ahora, no tendrán clases, solo recibirán tutorías por las tardes a quienes lo necesiten y deben solicitarlas con anticipación. Esperamos que su empresa tenga un mínimo de crecimiento con sus acciones de un 5% para aprobar. Es todo.

Luego de eso, a cada alumno se le entregó un portafolio de la empresa que les correspondía dirigir y los contactos de sus dueños.

El curso que en su primer año, tenía más de 150 estudiantes, ahora solo eran nueve, de los cuales, solo tres, eran alumnos que no reprobaron ninguna asignatura y dos de ellos eran Sofía y Jorge.

Mi único pecado, fue quererte.Where stories live. Discover now