Capítulo 45

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LIAM.

—¿No me dejarás sola, verdad? —dijo, sonriendo como loca.

—No, ya te dije que ahí estaré hasta que todo acabe. —rodé mis ojos.

—Por eso te amo.

—También te amo.

—¿Estas seguro de eso?

—Claro que sí.

—¿No dudas ni un poco?

—No dudes de mí, menos del amor que te tengo.

—¿Ves? Por eso te amo. 

—¡¿Pueden callarse ya?! —dije irritado —Como joden con tanto amor que derraman.

—¿Te da celos que no tengas a quien decirle algo, Liam? —se burló Damián. Lo mire serio.

—No, no necesito decir tanta mierda para estar bien con alguien.

—¿Seguro? —Gissell sonrió.

—Sí.

—Pues, tengo entendido que has tenido unos días estresantes. —Gissell se acomodo mejor en la piernas de Damián.

—Es obvio que lo estoy. Entrar a la universidad y postularte a una carrera que no te gusta no es algo fácil.

—Ya entendí, señor nadie respire cerca de mí.—ella rodo sus ojos.

—¿No sacaras...

—No. —dije, antes de que Damián siguiera.

Suspiré y rodé mis ojos cuando Gissell acariciaba el cabello castaño de Damián, me daban mucha molestia verlos juntos, no por celos, era más como un karma que tenía encima, verlos así me recordaba lo que ella quería y no le pude dar.

Cuatro jodidos meses donde no he hablado con ella, ha sido más difícil que antes, ya que ahora teníamos una historia.

Era diferente saber que no la volví a mirar como lo que era antes, una chica anónima que ya no me dejaba notas.

Éramos dos desconocidos con una historia.

Y entendí que ni ella ni yo está dispuesto a volver a hablar, ella me ignora, y yo no tengo el valor de hablarle después de todo lo que le provoque.

Lágrimas, dolor, humillación, resentimiento, vergüenzas, le he provocado tanto que ahora soy yo quien le avergüenza verla sabiendo que la herí.

Recuerdo ese día que se fue, me desconecté de ella, mi corazón latía a un ritmo desesperado y solitario en mi pecho.

Brithany se había ido.

—Liam. —escuché la voz de Gissell.

—¿Qué? —respondí, sin verla.

—Quiero hablar contigo, seriamente.

—Suerte con eso. —Damián me dio un suave golpe en el hombro —La conversación será larga.

—Si vas a hablar que sea rápido, me llaman en dirección.

—¿Otra vez? —Damián me pregunto —¿Qué hiciste ahora?

—No sé que quiere.

—¿Se dieron cuenta que el hijo del director se fue? Ese señor volvio.

Damián y yo miramos a Gissell, ella se miraba pensativa cuando dijo eso. Damián arqueo una ceja.

—Ignorare eso, Gissell.

—Como sea, me largo. —dije.

—No, no, no. Te quedas. —Gissell me señalo con su dedo.

Mi bello tormento [completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora