Epílogo

6 3 2
                                    

La joven gimoteaba, clavándole los dedos en los brazos mientras dos fuerzas se debatían en su interior.

—Todavía no —dijo Gavriil con suavidad, sujetándola con firmeza, pero suave, amorosamente—. Todavía no, cariño.

Alyona ocultó la cara en el hueco de su cuello, siseando entre dientes, pero en seguida sus ojos se desviaron hacia la comida. Ekaterina permanecía inmóvil, sentada y esperando, con las mangas levantadas y las muñecas expuestas.

—Todavía no —repitió el nosferatu.

—Duele —masculló su cachorra recién convertida.

—Lo sé. Pero todavía no. Puedes aguantar.

Ella lloriqueó y volvió a ocultarse en su cuello. Gavriil la estrechó con fuerza durante unos momentos.

—Vamos a acercarnos poco a poco —indicó—. No te alejes de mí.

—Mmmm.

Alyona se aferró a su cintura mientras él la llevaba hacia Ekaterina. Cuando llegaron, le hizo un gesto y la mujer extendió el brazo.

—Quieta —ordenó cuando su cachorra quiso abalanzarse hacia la muñeca—. Poco a poco, Alyona. Es Ekaterina. No quieres hacerle daño, ¿verdad?

—No. Lo siento. Me duele.

—Lo sé. La sed puede ser muy incómoda. Lentamente, Aly, cógele la mano. Puedes hacer eso, ¿verdad?

Puede que la cogiera más fuerte de lo debido, pero aunque la mujer apretó los labios y entrecerró un ojo, no se quejó. Aquella era la primera mordida de Alyona. Aunque tras la conversión Gavriil le había dado una jarra de sangre, ahora era el momento decisivo, el momento de empezar a entender cómo se dominaba la sed.

Esperaba estar haciendo lo correcto.

El vampiro se agachó, y su cachorra lo emuló. Permitió que se acercara a la muñeca vulnerable de Ekaterina.

—Poco a poco, cariño —le susurró—. Muy poco a poco.

Cuando mordió, Alyona comenzó a beber con desenfreno, pero consiguió parar cuando su sire se lo dijo, y después lamió la herida para cerrarla.

—Muy bien, mi pequeña —le dijo Gavriil, besando sus labios manchados de sangre—. Lo has hecho muy bien.

GavriilWhere stories live. Discover now