Capitulo Catorce

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- Hola pequeña - dijo Kurt entrando en mi cocina. Yo estaba recién levantada, eran a penas las nueve de la mañana y como era habitual en nosotros, los domingos desayunábamos juntos. Como era de esperarse llegó con los muffins que tan loca me traen pero algo más me llamo la atención. Una enorme caja dorada con un arreglo floral combinando orquídeas con tulipanes - Que cara - No era para menos. Llegó a mi lado depositando un beso en mi mejilla y dejó los presentes en la isla de la cocina. - Por tu cara no has dormido muy bien ¿me equivoco?

Solo gruñí y nos serví dos enormes dosis de cafeína. - ¿Blaine? - pregunte señalando con mi cabeza los obsequios. El negó con su cabeza.

- Son para ti. - fruncí mi ceño y el estudió mi reacción. Solo podía ser una persona. Me detuve frente a las flores sorprendida por la cantidad que abarcaba el ramo, fácilmente había dos docenas aquí. Tenían una fragancia exquisita y no me prive de olerlas, después de todo eran para mí.

- ¿Para mí? ¿Seguro?

- Antes de entrar un cadete me preguntó si aquí vivía Rachel Berry. Me tome el atrevimiento de recibir todo esto por ti. Ahora dime, ¿Con quién estas coqueteando bajo mis narices?

No le preste atención a sus palabras y fije mi mirada en la tarjeta que colgaba del ramo.

No puedo quitarte de mis pensamientos.
Estoy muriendo por volver a verte.

Q. Fabray

- ¿Fabray? - escucho su voz detrás de mí. Ya es demasiado tarde para ocultar la tarjeta - ¿Quién demonios es Fabray? ¿Dónde lo has conocido? ¿Es guapo? - disparó todo aquello en menos tiempo de lo que tarda un suspiro.

- Es la mujer con quien tome un batido.

- ¿Mujer? ¿He oído bien? - Asiento moviéndome por la cocina para buscar un jarrón y llenarlo de agua - ¿Una mujer, Rachel?

- Si. Una mujer, Kurt.

- ¿Una mujer te ha mandado flores? ¿Una mujer muere por verte, de nuevo?

- ¿Puedes darme unos segundos para asimilar esto? - Pregunto llenando el jarrón - Acabo de levantarme y tu no paras de matarme a preguntas. Ten un poco de piedad. Ayer he estado todo el día fuera de casa y aun estoy cansada.

- Cuéntame.

- Una pregunta a la vez. - dije retirando las flores de su hermoso arreglo para ponerlas en el jarrón.

- ¿Dónde estuviste ayer? - preguntó tomando asiento en el taburete.

- En un almuerzo a beneficio... bueno ha sido más que un almuerzo, se ha estirado hasta la noche también.

- ¿Con esa mujer, la tal... Fabray?

- Si.

- ¿Dónde la has conocido?

- Es la dueña del bar donde trabajo. - abrió su boca sorprendido

- ¿Te acuestas con tu jefa? - chilló

- ¡No! - respondo ofendida

- Pero eso quisieras... - levanto mis hombros - ¡Rachel!

- No actúes como si fuese algo aberrante. Solo la he acompañado a ese evento porque no tenía con quien ir y, habíamos quedado en almorzar ese mismo día.

- Claro, con tu jefa. - no respondo a lo que dice - ¡Deja esas malditas flores en paz! Hay un asunto aquí que no quieres decirme.

- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué ahora me gustan las mujeres? ¿Qué soy completamente lesbiana y luchare por los derechos de los homosexuales? Pues no. Solo me gusta ella.

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