capitulo diecisiete

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- Christian Bale.

Es lo último que mis oídos oyen tras sentir en mi lado derecho como Paul cierra la puerta del coche.

Mi mundo no es el mismo desde que Rachel Berry se ha entrometido en ella. Puede verse de ambos lados, siendo yo la intrusa en su vida, pero definitivamente no contaba con el hecho de poder sentir algo más que un simple escalón para llegar a Brody.

Lo admitiré. No soy un ángel, y si doy ese aspecto seguramente he sido un ángel caído del cielo tras ser expulsada por mi mala conducta. Rachel Berry no es una victima mía, lejos esta de ser mi interés en temas de negocios, pero Brody no piensa lo mismo. Ahora, en momentos como estos donde me encuentro sentada en la parte trasera de mi auto, con mis manos enlazadas depositando allí mi bronca e ira, ella pasa a ser lo primordial en mi día. Rachel se ha colado en mis huesos, se ha asentado debajo de mi piel sin intensiones de cederle lugar a otra persona, así sea Julia.

¿De qué me sirve Rachel a mí?

Ya lo he dicho. Brody. Pero ahora no estoy tan segura de ello. Ahora quiero protegerla y el hecho de que Christian Bale se mueva como pez en el agua frente a mis narices no hace más que enfurecerme. Él complicara las cosas. Él pondrá en riesgo a Rachel y no puedo permitirlo.

- Señorita Fabray ¿Dónde desea que la lleve?

La voz gruesa de Paul me saca de mi pensamiento cayendo en la cuenta que él ha estado esperando a que le dé indicaciones. Bacilo, aun no sé si lo que hare pronto es lo correcto. No está en mis planes y no puedo salirme de ellos permitiéndome fallar. No ahora.

Miro hacia mi derecha buscando señales fuera de mi coche a través de los cristales, pero allí no hay nadie. Christian no está mucho menos mis muchachos. Vuelvo a mirar mis manos, nerviosa apretujando mi reloj pulsera siendo consciente que en menos de una hora debo encontrarme con mi investigador y parte de la gente que está detrás de todo este rollo.

- Llévame a Bora Bora.

Veo como mueve su nuca hacia delante dándome a entender que ha captado mi decisión. El auto comienza avanzar y rápidamente tomo mi móvil.

- Da la vuelta aquí. Quiero asegurarme que Rachel aun sigue dentro del local.

- Si, señorita Fabray.

Sin más, gira en U y volvemos por donde hemos llegado. A mi izquierda, en la ventana opuesta donde me encuentro sentada, veo como Rachel sigue en su mundo sin saber lo que gira a su alrededor en este preciso momento. Mis ojos quedan impactados por su desenvoltura con los clientes que allí asisten. Pienso, en momentos así, que he tomado la mejor decisión de todas en este lapso de tiempo respecto a ella y la confitería. Ella sabrá ponerse los pantalones y sacar mayor provecho de ello. Se enojara, me insultara y es muy probable que no quiera volver hablarme, pero para ese entonces, cuando ella lo sepa, yo estaré lejos de Lima.

- Señorita Fabray.

La voz en el audífono llama mi atención tras dejar atrás su lugar de trabajo.

- Unique. Cierra Bora. Hoy no quiero a nadie alrededor del bar.

- Es lunes, no podemos hacer eso. Hoy vienen los proveedores y debo pagarles el sueldo a las muchachas que atienden el restaurante.

- No diré más. Nadie.

Cuelgo y vuelvo a marcar rápidamente.

- Quinn.

- Escúchame. No quiero que ese imbécil les vea el rostro a ustedes. Es un asunto entre él y yo. ¿Ha quedado claro?

- Si, pero de todas formas sabrá que yo tengo algo que ver. Soy tu hermano después de todo.

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