Corazones

46 4 1
                                    


¿Ela es en serio? Te doy 30 segundos o me voy —gritó Teo desde el auto

—Ya voy, ya voy, ya voy —dije y salí corriendo de la pastelería con mi cabello aún alborotado por quitarme el gorro a prisa.
Subí al auto y di un respiro de alivio, Teo me miró algo contrariado

—¿Te llevo al centro comercial verdad?

—Sí por favor, debo hacer unas compras

—Asegura tu cinturón

—Ya está —contesté— podemos irnos

—Que bien, por fin se terminó esta horrible semana. Mañana hay vacaciones —comento Teo

—¿Horrible semana? Horrible feriado querrás decir serán 4 días en que no podré venir a mi trabajo, va a ser una tortura.

—En serio hay algo mal en ti, nadie puede disfrutar tanto de trabajar Ela.

Aquí vamos de nuevo

—Mejor hablemos de otra cosa —sugerí

—Susan ya me dijo que sí iras a la fiesta.

Suspiré con pesar

—Sí, me rogó tanto que terminé aceptando.

—Va a ser muy divertido, ya he ido a las fiestas de Hugo, son muy buenas.

—La verdad no me emociona mucho la idea, lo hago solo por Susan, por cierto ¿Por qué no la invitaste solo a ella?

Teo se puso nervioso y y comenzó a hablar muy rápido

—¿Por qué debería haberla invitado solo a ella? las dos son mis amigas.

Teo se sintió acalorado

—Teo crees que no me he dado cuenta de que te mueres por Susan.

—¡No! eso no es cierto— contestó Teo

—¿A quién quieres engañar? —pregunté—
¿Vas a negar que me usas como excusa para poder hablar con ella todos los días?

—Yo solo soy un buen amigo, me preocupa que debas andar en transporte público con desconocidos y con toda esa inseguridad que existe en esta ciudad.

—Oye agradezco tu interés pero yo se que en realidad lo haces solo por ver a Susan no por mi, me he dado cuenta perfectamente que cuando estás hablando con ella no te importa que me tarde en salir de la pastelería cuando me esperas para llevarme a casa y también he notado que en las mañanas lo que realmente te desespera no es que yo llegue tarde sinó que cada minuto de retraso mio es un minuto menos que tendrás para hablar con ella antes de irte a tu trabajo.

Teo suspiro y se volvió melancólico

—¿Tan obvio soy?

Para mí es muy claro

—relamente no te entiendo, si te gusta tanto ¿no sería bueno que se lo dijeras?, quizás te de una oportunidad.

—No, no, no, no ¿Y si me rechaza? Y luego se siente acosada por mi, ya no podría verla o hablarle y eso sería peor. No quiero arriesgarme a perderla.

Cobarde

—si no haces algo pronto entonces Susan va a conocer a alguien más y ahí si que la habrás perdido para siempre.

—No, yo sé que ella se enamorará de mi. Estoy seguro.

—Si tu lo dices —contesté— pero yo tengo mis dudas

—Bueno, llegamos —mencionó Teo

—Muchas gracias por traerme a mi destino dije y bajé del auto.

La magia de ElaWhere stories live. Discover now