Primer Beso

26 4 2
                                    

—¡Hola Ela!

Me escribió alguien de un número desconocido al chat de la empresa

—Buenas tardes, ¿En qué le puedo ayudar? —respondí

—Ela soy Ariana, mi tío me dio  tu número.

—Ari, ¿Qué tal? Ya te escribo de mi número personal ¿ok?

—Oki

—Hola, a este número puedes escribirme de ahora en adelante —escribí un mensaje y lo envié

—Así lo haré! Quería invitarte a un sitio al que muero por ir

—¿A dónde será?

—Vamos a patinar…  ¿Se te antoja? Di que sí, anda di que sí, te prometo que va a ser muy divertido será genial, por fis di que sí.

—No lo sé Ari, hace mucho que no uso patines.

—Anda, no te hagas de rogar, yo sé que te mueres por patinar conmigo…please🥺 además mamá no puede venir conmigo… please 🥺

En serio que Ariana era muy insistente, después de pensarlo un rato logró que le dijera que sí

—¿cuándo será?

—🎉🎉🎉🎉🎉🎉Esta noche, le digo a mi tío para que pasemos por ti a las 8.

—Ok. A las 8 entonces.

—🤗

Guardé mi teléfono y continué con las galletas que estaba haciendo, la masa ya se había calentado así que tuve que volver a meterla en la nevera.

Regresé con muy poco tiempo a mi departamento, me puse lo primero que encontré me maquillé  y cinco minutos después llegaron por mí. Ariana se veía preciosa, esta ves venía super arreglada.

Miré a Cristian atontada pues lucía impresionante

—Dijeron a patinar ¿cierto? —pregunté.

—Sí —¿Por qué la duda?

—Lucen demasiado bien y yo estoy así— indiqué con tristeza mi jean desgastado y mi top amarillo

Ariana estaba tan linda que parecía una muñeca y Cristian se veía como salido de una portada de Ralph Lauren

—Ela estás muy guapa —dijo Ariana en seguida, ¿verdad tío? —le insistió a Cristian para que lo confirmara

—Claro que sí, luces muy bien dijo Cristian.

—Y ya sabes que en esta familia no mentimos —acotó Ariana

Cristian asintió con su cabeza dándole la razón a Ariana, yo lo miré en forma suspicaz, pues aún recordaba que no me había dicho la verdad con respecto a los arándanos.

—Es hora de irnos —dijo Cristian y comenzó a conducir.

Llegamos a un sitio hermoso, era una especie de cafetería con una pista de patinaje en el centro y mesas alrededor  para poder disfrutar de helados y postres.

—Ok, cuál es tu talla de zapatos? —me preguntó Cristian

—37 —respondí

—Ari, 35 ¿Verdad?

—Así es tiito hermoso—contestó Ari con una sonrisa

Cristian fue  hacia el despachador y trajo nuestros patines, debo confesarles que tenía algo de temor usarlos, hacía mucho que no patinaba y no quería terminar en el suelo o peor aún volver a lastimar mi mano que ya estaba bastante recuperada

La magia de ElaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant