¿Entonces, lo amas?

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—¡uf! eso huele fantástico —susurró Julián junto a mi oído mientras yo revolvía un flan de uvilla

Sonreí ligeramente, el colocó su mano en mi cintura y luego besó mi cuello… llevábamos poco más de dos semanas en este modo en el trabajo, ligeros coquetos, caricias sutiles y miradas descaradas….

Julián era muy tierno en su trato conmigo empecé a experimentar una clase de amor diferente al que viví con Cristian, es que él es tan detallista, cada día me sorprende con algo nuevo como desayuno en la cama, flores, mensajes tiernos y spicys a la vez que me hacen sentir como enamorada...

*********

—¿Te llevo? —me preguntó Susan al ver que ya era la hora de salida y yo no paraba de dar vueltas algo impaciente.

—No, llamaré un Uber, hay un pedido que aún falta por terminar.

—¿Cuál? —quiso saber Susan, como ella estaba a cargo de las entregas estaba muy consiente de que en realidad no faltaba ninguno

—Es de Julián, es algo personal, algo para una amiga, voy a quedarme a ayudarlo.

—Ah está bien entonces —contestó despreocupada Susan— me quedo más tranquila de saber que no te quedas sola

—Sí, cuando me vaya a casa te aviso —le contesté.

Era increíble la facilidad con la que había inventado esa historia

Susan dio media vuelta y salió de la cocina, por otro lado Julián salió del vestidor, ya se había quitado el uniforme que usaba para trabajar y vestía un jean desgastado ultra sexi y una camiseta que permitía admirar su trabajado abdomen.

—Muero de ganas de tenerte entre mis brazos —pronunció Julián con una voz ronca y un tono suave mientras me tomaba por mis muslos y me subía en la mesa de trabajo

—No aquí, —contesté entre risitas nerviosas, aunque por un momento me gustó bastante la idea, coloqué mis piernas alrededor de la cintura de Julián y me perdí en el sabor de sus labios

Como me encantaba besarlo, es que con él un beso no era algo de unos pocos segundos era intenso, profundo, lleno de deseo y pasión y me dejaba siempre ansiosa deseando más...

—vamos a mi casa, ahí estaremos más cómodos —dijo Julián. Acepté complacida, bajé de la mesa y salimos.

Unos días después decidí confesarle todo a Susan, ya no podía seguir inventado excusas de porque no quería que Teo o ella me llevaran de vuelta a casa como lo habían hecho desde hacía meses

—¿Y estás enamorada de él? —quiso saber Susan

Esquivé su mirada, estaba en esta “relación” con Julián pero aún no sabía que era lo que realmente sentía por él, tampoco habíamos hablado acerca de qué era lo que teníamos

¿Éramos novios? ¿Amigos con beneficios?  ¿sólo pasábamos el rato?... En serio que no lo sabía ¿Lo disfrutaba? Sí, bastante, ¿tendría futuro? Siendo sincera esa era una respuesta que no quería plantearme.

—¡Ela! —habló Susan y me despertó de mi ausencia

—me siento feliz por el momento—contesté, aunque no sonaba muy convencida, —Julián es un chico tan tierno, tan romántico y tan fácil de amar—comenté

—¿entonces lo amas? —Volvió a cuestionarme

—Su, mejor cuéntame de Teo,—cambié de tema, —ya van viviendo juntos algunas semanas ¿Cómo van con su relación?

Susan miró al techo y se deshizo en un gran suspiro…

—Ela jamás había estado con un hombre tan perfecto —relató— Teo es fantástico, es súper detallista y considerado, me trata como la diosa que soy y lo que me hace entre las sábanas ¡Uff! ni te cuento...  ¡Papacito!, por Dios te juro que nunca hubiera imaginado que se escondía todo eso, puedes creer que esta mañana...

La magia de ElaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora