La magia de Ela

Fue la melancolía

Cristian
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¿Creen en los fantasmas? Yo no, pero en este preciso momento quisiera que quien está frente a mi fuera solo un fantasma, un espejismo...

Flashback
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—¡Eres un maldito desgraciado, pudrete!—

Y de repente ella lanzó su vaso hacia el barman.

—¡Javier, llama a la policía! —gritó el barman

A pesar de los tragos que ya tenía encima recuerdo muy bien la  escena y lo gracioso que fue todo

Una hora antes:

Seguramente eran cerca de las 9 de la noche, había conducido más de dos horas, ni siquiera sabía si aún estaba en la misma ciudad, no quería pensar... no quería recordar... Dolía...

...Ela....

Entré en un bar

Beber no es la solución

No me importa, lo que me ayude a olvidar es lo único que quiero en este momento

El lugar era lúgubre, como suelen ser estos sitios, oscuro y melancólico, un grupo de borrachos en una mesa del rincón y dos o tres más dispersados por el sitio; una chica recostada sobre la barra sosteniendo un vaso y deslizandolo como si dibujara algo sobre la madera.

Me senté a unos pocos puestos de ella

Pedí whisky y me quedé con la botella

Me haces tanta falta
Perdóname

El tiempo pasa y se siente igual a pesar de todo lo que he bebido... 

De repente me sobresalto por lo que la chica junto a mí hace: —lanzarle el vaso al cantinero porque ya no le quiere servir más—

En un instante la situación cambia y se pone histérica, grita, amenaza y al final rompe a llorar...

Me acerco a ella pero me repulsa

—No me toques, eres un maldito perro igual a todos

—¿La conoces? Me pregunta el barman

—Para nada —contesto a la defensiva

—Claro que te conozco —dice aquella chica —te conozco, si están cortados con la misma tijera, eres un ególatra incapaz de amar a nadie más...

—Pues parce que ella sí te conoce —me reclama— mejor llévatela de aquí antes de que haga que la policía se los lleve juntos

—Malditos ególatras, todos son iguales —comienza a quejarse nuevamente mientras da vueltas desorientadada, encuentra mi botella de whisky y en pocos segundos la avienta en mi dirección...

—¡Para con esto! —le gritó y voy hacia ella, la sujeto de las piernas y termino cargandola a cuesta fuera del bar

El viento frio de la madrugada nos golpea y de repente parace que se ha desmayo o se ha quedado dormida...

Con ayuda de un par de curiosos logro meterla en los asientos de atrás del auto y dejarla acostada, yo subo a la parte delantera, me recuesto en el asiento tratando de entender esta loca situación y en algún momento termino dormido también...

Fin del flashback
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—¿Tú qué haces aquí? Pregunto en voz baja bastante indignado

Suena más a reclamo

—¿puedo pasar?

—¡No!—casi grito y extiendo mis manos para frenar su avance.—¿Quién te dio mi dirección? —vuelvo a mencionar casi perdiendo el control.