No quiero ser tu pasado

22 3 2
                                    

Ariana no tuvo más complicaciones que un brazo roto y una par de golpes el verdadero problema se presentó después pues ella no podía hablar, no es que tuviera daño en sus cuerdas vocales ni ningún problema físico sino que el trauma por el accidente hizo que se mantuviera en una especie de letargo, sin fuerzas, sin voluntad por continuar viviendo muy similar al que experimentó Cristian.

Las semanas pasaron pero nada volvía a la normalidad, Cristian y yo comenzamos a discutir

Nunca habíamos discutido por nada

Ariana acaparaba toda su atención y yo solo podía estar ahí como una amiga ya que Cristian no quería decirle nada a Ariana por el momento, no era justo con ella, no había nada que celebrar cuando la tristeza se había apoderado de nuestras vidas.

El tiempo siguió pasando, Ariana comenzó a empeorar, sufría de ataques de pánico, veía a Cristian dos veces en la semana, luego cada cuatro días, cada cinco… han pasado tres meses desde la última vez que hablamos personalmente, me enfoque más en el trabajo para distraer mi mente, lo extraño tanto, quiero correr a su casa y estar entre sus brazos, pero no puedo, me ha pedido un tiempo para dedicarse a la recuperación de Ariana, se han ido a otra ciudad para cambiar de ambiente y tratar de olvidar todo lo que pasó.

Por favor Cristian, no quiero ser tu pasado…

Son las 9 de la noche, estoy en mi departamento, debo sacar la basura, pero no tengo ánimos, después de observar las fundas por mas de una hora decidió hacerlo, así al menos dejaré de pensar un momento, hago lo de siempre, tomo el marcador y escribo plásticos y cartón en la funda blanca y orgánicos y no reciclables en la gris, saco las fundas con los residuos, las anudo y coloco las nuevas en los cestos, voy hacia la puerta, bajo las escaleras, salgo del edificio y llego a los contenedores, dejo las fundas y vuelvo a entrar al edificio, me encuentro con Lucas al subir.

—Hola Ela

Ni siquiera respondo, no lo he notado

—¡Ela! —vuelve a decir Lucas más alto para llamar mi atención.

—¿Eh? Hola Lucas —contesto finalmente casi sin aliento

—¿Qué te sucede? —pregunta

—no es nada —finjo pero mi voz tiembla

—Ela puedes hablar conmigo, si hay algo en que pueda ayudarte no dudes en decírmelo

—está bien —contestó por cortesía con una vaga sonrisa

Lucas se acerca y me abraza y esto me hace explotar...

—¿por que te has ido? —le reclamo y comienzo y a golpearlo —¿Por qué me haces esto?—¡¿Por qué dejaste de amarme?! —grito finalmente y me rompo en llanto.

Lucas me sostiene y me abraza hasta que logro calmarme, luego me acompaña a mi departamento y se queda conmigo hasta que logro quedarme dormida…

Desperté cerca de las 8 de la mañana entre los brazos de Lucas

¿Recuerdas lo que hicistes anoche?

Tomé algo de ropa, me dirijí hasta el baño y tomé una ducha, al salir Lucas estaba en la cocina

—Buenos días —dijo con una sonrisa y me compartió una taza de café con un aroma exquisito, no se qué le había puesto pero no era el típico café filtrado

—Lucas siento mucho lo de anoche —empecé a disculparme

—anoche estuvo bien para mí no te preocupes —respondió

—estoy avergonzada sé que te grité y te golpee y no recuerdo que más —dije apenada bebiendo un poco de la taza

Lucas se acercó a mí, colocó su mano en mi cintura y me acercó  a él

La magia de ElaWhere stories live. Discover now