Ya lo sabia

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Arista

Maxwell estaba sentado trabajando y yo a su lado realizaba las entrevistas. Pude haberlas hecho yo sola, pero me era importante ver las reacciones de ellas teniéndolo a él enfrente. Había comenzado temprano en la mañana, ya se estaba ocultando el sol y ninguna me convencía.

Percibía sus mentiras y eso me tenía agotada, sobre todo porque algunas de ellas fueron groseras conmigo y me trataron como si fuera la asistente de Lucius. Tenía que admitir que era satisfactorio verlo levantar la mirada hacía ellas y decirles que a mi me pertenecía también la empresa.

Moví la silla de Max y me dejé caer encima de él cuando la última se fue.

- Esa me parecía decente.- Murmuré.- Aunque era algo lenta para entender las preguntas que le hacía.

- Ella estaba pensando si me gustaría su ropa interior roja.- Lucius levantó una ceja hacía mí.

Bufé y me crucé de brazos.

- Olvidalo.- Murmuré luego lo miré.- ¿Alguna no pensó en meterse en tu cama?

- Grace Drell.- Dijo.

- Ella tenía cincuenta ¿No? - Le pregunté y asintió. Era una mujer que ya tenía cerca su jubilación pero era amable y tenía un currículum impresionante, también era observadora porque de inmediato se dio cuenta que Max y yo éramos pareja.

- Pensaba que me faltaba comer, que no me alimentas lo suficiente.- Tomó un mechón de mi cabello.

- ¿No te alimento lo suficiente? - Le pregunté con una sonrisa y sacudió su cabeza.

- Estoy famélico.- Dijo.

- Ayer bebiste mi sangre.- Le dije, un vampiro no necesitaba beber todos los días y Max tenía el mejor autocontrol de los vampiros porque podía pasar grandes temporadas sin beber sin verse afectado, sobre todo cuando la salud de Idara no era buena, pero últimamente no dejaba de morderme y alimentarse siempre que podía. Max bajó el tirante de mi vestido y raspó mi piel con sus colmillos.

- Max, no creo que...- Comencé a detenerlo pero me mordió y comenzó a beber sujetando mi cintura con su brazo. El dolor inicial fue reemplazado y me dejé hacer por él. Cuando se separó me puse de pie para huir antes de que terminara en algo más.- Iré a comprarme algo de comer.- Tomé su tarjeta y salí antes de que dijera nada.

Dado mis días de estancia aquí ya sabían quién era yo, así que esta vez no tuve problemas para salir, pasear por las calles y comí algo de comida rápida de la que tenía un severo antojo desde que me desperté, fue demasiado contradictorio porque una parte de mi lo deseaba y a otra le dio asco estar comiendo eso. Compré algunos dulces para distraerme después. Regresé a la compañía y caminé por el vestíbulo camino al ascensor, pero antes de subir sentí unas nauseas incontrolables, le pedí a alguién que me explicara con señas donde estaba el baño y luego corrí hasta llegar a un inodoro y vomitar todo lo que acababa de comer.

La garganta me ardía y me sentí débil, respiré profundo al terminar y me levanté presionando el botón para descargar el agua del inodoro. Me enjuagué la boca, al llegar arriba tenía que cepillar mis dientes.

- ¿Qué te parece esto? - Una voz femenina me preguntó extendiendome una goma de mascar de menta.- Te ayudará con el mal sabor que queda.

- Gracias.- La tomé. Ella tenía el cabello castaño claro y sus ojos eran oscuros, usaba lentes de armazón delgado.

- ¿Intoxicación alimenticia? - Preguntó con una sonrisa, ella parecía estar limpiando su blusa, había una pequeña mancha en ella.- Soy muy torpe, me cayó café encima y vengo a una entrevista de trabajo.- Sacudió la cabeza.

Nuestro legadoWhere stories live. Discover now