Caos

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Ilyana

En solo cuestión de unos días la economía de las hadas se tambaleó y se derrumbó, todo se volvió un caos y el pánico invadió incluso a las familias más poderosas, pero Aiden era el único que parecía estar sin molestia ni apuro alguno. Aunque solo era la superficie, estaba mortificada por él.

Mi hermano hoy usaba negro y el cabello rubio estaba recogido como solía usarlo nuestro padre. Él estaba sentado en la sala de reuniones con un lenguaje corporal de desinterés por el pánico a su alrededor. Todos hablaban al mismo tiempo y se ofendían porque los negocios de uno al caer produjeron pérdidas a los demás y así se mantuvo hasta que Tyran habló, el príncipe de pie al lado izquierdo de Aiden.

- No se encuentran en el mercado, señores. Modulen su comportamiento en frente del rey.- Les ordenó con la voz de un militar acostumbrado a ser obedecido y los presentes acataron hasta que uno de los nobles decidió volver a hablar.

- La moneda cayó hasta más del cincuenta por ciento, hay desabasto de alimentos, sucedieron diversos accidentes en los caminos y ahora son imposibles de cruzar. - Se quejó el conde Minrel, un hombre bajo de mal temperamento. Giró su atención hacía Darcel Eckhart que parecía estar demasiado serio.- ¿Qué clase de idea estúpida fue poner a su nieto que no tiene preparación económica al frente de los comercios? Él derrumbó todo el sistema y es su responsabilidad pagar por lo que está sucediendo ¿Qué clase de castigo piensa otorgarle?

Darcel frunció el ceño hacía el ataque del conde que no se detuvo.

- ¿Es eso así, duque? - Preguntó Aiden hacía su nieto.- ¿No fue capaz de cumplir con algo tan sencillo como leer contratos y autorizar que todo siguiera como debía? ¿Cómo fue que terminó así?

- Aceptaré el castigo que se decida para pagar por mi incompetencia, su majestad.- Darcel inclinó la cabeza con tranquilidad pero Dione se mordió el labio, le dolía la humillación a la que Aiden estaba sometiendo a su hijo sin saber que también fue el mismo Aiden que saboteó todo el trabajo del duque.

- Es bueno que lo admitas.- Aiden caminó hasta él y le dio una palmaditas en el hombro.- Que eres incompetente.

- Su majes...- Dione comenzó pero fue interrumpida por mi hermano.

- Pertinencia, princesa.- Le sugirió/ordenó a su hija antes de continuar con Darcel.- Ya que estás dispuesto a aceptar cualquier castigo, quiero suponer que no te molestará renunciar a tu título como duque y aceptar los doscientos latigazos bajo el cargo de traición al pueblo. ¿No es aceptable, duque?

- Lo acepto, su majestad.- Darcel se inclinó antes de marcharse para cumplir con su condena y Dione apretó su mano sobre la empuñadura de su espada sujeta a su cintura. El duque Legrell levantó una ceja pero decidió mantenerse prudentemente callado.

El resto de nobles no parecieron calmarse por el castigo de Darcel y de nuevo el code Minrel comenzó a hablar sobre el aumento de impuestos y como era que los ciudadanos se negaban a pagar por falta de alimentos. El coronel Dashrud habló sobre las revueltas, asaltos por comida y dinero, pero Aiden escuchaba sin mucha sorpresa en el rostro. El pueblo sufría pero solo sería por un corto periodo de tiempo para acelerar el proceso y lograr una verdadera mejora, los riesgos debían de ser tomados.

Pero antes, se debía tocar fondo.

- ...Se le ha solicitado a su majestad su apoyo con los activos del palacio pero se nos ha ignorado, ¿ Es que la corona no va a hacer nada? - Terminó por decir el señor Grisel, uno de los principales economistas.

- ¿Es mi problema que no sepan manejar sus finanzas? - preguntó Aiden con calma y todos guardaron silencio por la repentina postura antipolítica del rey. Dione que estaba de pie a su lado derecho ya no podía disimular su molestia.

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