El amor no es suficiente

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Julia

El arte es usar un instrumento para ofrecerle al mundo la manera en que lo vemos.

Uso pincel y pinturas para colocar en una superficie lo que me causa la mayor felicidad, mis sueños, mi amor, mi vida y trataba de hacerlo en silencio, porque a veces, el secreto de lo que más me hace feliz permanecía entre mi y el lienzo, oculto entre la oscuridad, así como los temores de perderlo todo, porque a veces la felicidad es igual de frágil que un pedazo de tela a la espera de ser desgarrado.

Entender el corazón y los anhelos de alguién a través de la pintura era un don que mantenía para mi misma, pero aún así al estar en la habitación de Lyesel Arscorth, donde había creado su propio lugar y pintado para ella escapar de la realidad, lo sentí: la tristeza, la soledad y la esperanza, por eso no pude evitar llorar.

Aaron me daba la espalda mientras colocaba flores en las orillas de la habitación, eran rosas blancas y el vampiro se tomaba la calma para acomodarlas de la mejor manera para que no cambiaran la belleza de la pintura.

Limpié las lágrimas en mis mejillas con mis manos y escuché a Aaron.

- Suelo pensar que la vida son solo momentos efímeros de felicidad y el resto es el camino tortuoso para alcanzarla.- Murmuró.- Mi madre solía decir que incluso la oscuridad más profunda tenía luz y era hermosa a su manera, pero no importa cuanto trate de ver la luz.- Extendió la mano hacía una de las estrellas pintadas que parecían resplandecer en la oscuridad.- cada vez se pierde más frente a mi vista.

Me coloqué en el centro y observé detenidamente, hice mis propios cálculos y me di cuenta de que le faltaba una parte final a la pintura. Era tan hermosa que quitaba el aliento, pero era como si gritara pidiendo ayuda, ya fuera que era el mensaje de Lyesel de encontrar desesperadamente esa luz que de verdad la hiciera feliz o simplemente el deseo inconcluso de que no estaba preparada para el final.

- A veces solo tienes que dejar que la luz te encuentre.- Me puse detrás de él cubriendo sus ojos.- Si te detienes por un momento en el camino, podrías descubrir que ya lo tienes todo para ser feliz.

Aaron se dio la vuelta y tomó mis manos antes de cubrir mis labios con los suyos, suspiré abrazandolo, aunque su temperatura fuera fría yo sentía que la mía aumentaba estando a su lado.

- Julia.- Dijo mi nombre por lo bajo separándose solo para decirlo antes de buscar mi cuello y morderme, emití un pequeño grito de dolor antes de comenzar a sentir el placer.

- Te amo, Aaron.- Lo abracé. Aunque él no me creyera, aunque pensara que mis sentimientos se esfumarían con el tiempo, quería demostrarlo y lo susurré sin cansarme hasta que levantó su rostro y me miró con vulnerabilidad en sus ojos.

- No lo hagas.- Dijo aferrándose a mi cuerpo.- No me hagas desear nada, Julia.

Llevé mis manos hacía su abrigo y comencé a liberar los botones.

- No tienes que desearlo. Yo te lo daré todo.

***

Pero un humano no puede bajar el cielo, un humano no puede ir en contra de lo que ya está establecido.

Mi amor no era suficiente para ir en contra de un vínculo.

Miré fijamente a la rubia frente a mi. Era indudable que había crecido con una cuchara de oro durante toda su vida, su piel era pálida como la de todos los vampiros que había visto pero sus labios estaban pintados en rojo, usaba un vestido que yo nunca podría usar en toda mi vida y sus tacones estaban nivelados en el suelo, uno al lado del otro en la elegante posición que ella mostraba, su cabello rubio estaba recogido en un moño alto.

Nuestro legadoWhere stories live. Discover now