Miedo al abandono

40 7 5
                                    

Julia

Después de desayunar y volver a dormir gran parte del día sintiéndome agotada me di un baño de nuevo, está vez me prepararon un vestido negro con una bata de seda.

Eso me hizo darme cuenta de que Aaron era más controlador de lo que imaginaba, pero no me molestaba, era hasta cierto punto refrescante no tener que elegir lo que iba a ponerme.

Caminé por los pasillos curiosa, el lugar era grande y los espacios amplios, la decoración lujosa en una mezcla entre modernidad y antigüedad. Los pasillos estaban llenos de cuadros de arte y no pude evitar emocionarme viéndolos. Me gustaba mucho pintar pero no tenía tiempo para ello, había dejado de practicar desde hacía algunos años.

Me detuve al final del pasillo ante uno que parecía más antiguo, había un paisaje en el lienzo de una casa en el campo, los alrededores estaban llenos de flores y árboles llenos de vegetación en plena primavera y en la puerta de la casa estaba un niño levantando la mano a modo de saludo, su rostro no era tan claro pero podría decir la felicidad del infante al ver que alguien llegaba. El nombre del cuadro estaba en la placa al lado con el nombre de su pintor. "La felicidad efímera" de Lyesel Arscorth.

De alguna manera me pareció muy triste el título, como si aquel momento no fuera más que la ilusión temporal de la felicidad.

- Es bonito, ¿No?

Me sobresalté por la voz de Aaron a mi espalda, él puso sus manos en mis hombros.

- Es bonito y triste al mismo tiempo.- Me giré para verlo.

Él sonrió.

- Lo pintó mi madre.- Dijo.- Era una mujer muy tranquila a la que no le gustaba la violencia.- Aaron me condujo de regreso.

- Tu madre tenía un bonito apellido, pero, ¿Y tú padre? Tienes el mismo apellido, ¿No debió cambiar hacía el de tu padre cuando se casaron él y tú madre? - Pregunté curiosa.

- Mis padres nunca se casaron.- Él dijo antes de hacerme entrar a su biblioteca personal.

- ¿Por qué no? ¿Es por eso que también te apellidas Arscorth?

Aaron me hizo sentarme sin borrar su sonrisa y se inclinó hacía mí.

- Eres muy curiosa.- Mostró deliberadamente sus colmillos.- A los humanos curiosos se los comen los monstruos.

Rodé mis ojos pero sonreí.

- Es demasiado tarde para eso.- Dije.

Aaron se sentó frente a mí y entonces llegó el mismo chico de siempre para poner dos tazas en la pequeña mesa del centro. Parecía té, había un ligero tono rojizo sobre el agua.

- ¿Por qué mi apellido es así? Mi padre también tenía el mismo apellido.- Él dijo.

- ¿Cómo? - Abrí mis labios sorprendida.- ¿Eran familia?

- Hermanos, era una práctica muy común entre los Arscorth para mantener la pureza y fuerza en la familia.- Aaron puso expresión seria.- Se dejó de practicar desde mi tío, él se casó con una Gallagher y después yo decidí casarme con Eileen.

- ¿Y qué relación tienes con Lucius? - Pregunté, sabía que eran familia pero no la manera en que estaban relacionados.

- Consanguineamente es mi nieto.- Tomó su taza.

Abrí mis ojos sorprendida. Si se parecían, pero, ¿Nieto? ¿Era tan viejo Aaron?

- ¿Qué edad tienes? - Pregunté nerviosa.

Aron levantó un dedo.

- ¿Cien años? - Me alivié. No parecía tanto tiempo, pero Aaron sacudió su cabeza.

Nuestro legadoWhere stories live. Discover now