Nuestro legado

Lo aprendí de ti

Dasha Petrov

Nos estábamos retrasando por unos días. Arreglar los asuntos de los vampiros rusos que ya estaban en la línea de una guerra fue algo más tardado de lo que teníamos previsto, pero cuando Lucius retomó su postura como rey de los vampiros (él que todos los rusos todavía no olvidaban) se sometieron familia tras familia. Era curioso cómo a pesar de haberse mantenido lejos del poder aún podía causar grandes estragos cuando decidía volver.

Sonreí distraída por la ventana, pensando que era precisamente ese uno de los motivos por los que siempre le tuve tanto respeto y miedo, además de haberlo amado tanto. Tardé en comprender que debía de continuar mi camino por mi misma, pero ahora que lo había hecho no me arrepentía de ello. El tiempo pasó, sus heridas no solo se sanaron, sino que parecía menos sombrío. Seguía siendo demasiado guapo para su propio bien, pero eso ahora solo me afectaba como alguien que apreciaba sinceramente la belleza de un hombre, sería tonto de mi parte no darme cuenta de ello.

Junté mis manos, pensando en hablar y abrí mis labios para mencionar lo que estaba divagando al recordar nuestro tiempo juntos.

- Lucius... cuando decidiste volver, ¿Me amabas igual a lo que escribías en la carta o solo era un reflejo de nuestro vínculo? - Cuestioné. Quería saber, de alguna manera ya sabía la respuesta, pero quería confirmarlo. Me sentía lista para escucharlo, un repentino frío me invadió y me abracé a mi misma.

- Cuando recordé todo estaba confundido, Idara.- Dijo Lucius llevando su mano a la calefacción y aumentando el calor.- Confundido y molesto.

- ¿Por qué? - Cuestioné.- ¿Por qué te apuñale?

Lucius me miró de reojo antes de negar.

- En parte, pero estaba molesto porque me dejé asesinar por el hijo de Amira.- Contestó con sus ojos rojos centrándose en el camino, se veía más serio y la oscuridad a nuestro alrededor no ayudaba tanto para poder verificar bien en su rostro generalmente tan libre de emociones.- Si no hubiera muerto, nada de lo que sucedió a continuación hubiera sido posible. Tardé un tiempo en reconciliarme con los recuerdos de ambas vidas, pero al final lo acepté y el amor que Lucius... que yo te tenía, fue real.

- Lo sé, sé que lo era.- Murmuré, él me había cuidado sinceramente y había sido nada más que un buen esposo y padre en ese tiempo, pero yo, yo sabía que no recuperaría al hombre que escribió esa carta antes de que lo apuñalara.- Pero aún así, no lo suficiente ¿No es así? ¿No más que Arista Schevert?

Lucius permaneció en silencio por un momento antes de responder.

- Teníamos un vínculo y yo lo respeté en todos los aspectos, Idara.- Frunció el ceño.- No voy a decirlo porque te respeto, pero ya sabes la respuesta, ¿No?

Si, lo sabíamos. Él no me había amado más de lo que amaba a Arista Schevert.

Me recargue sintiéndome aliviada contra el asiento y un poco menos culpable por no haber intentado permanecer a su lado cuando la oportunidad surgió. Pensé que escucharlo me dolería pero no lo hacía, ya no me molestaba pensar en Lucius como algo que no me pertenecía. El tiempo o tal vez haber estado con Vladimir me había hecho aceptar que debía dejarlo ir junto con el cuerpo de Idara Arscorth.

- Me alegra.- Hablé momentos después.- De que ahora estés donde quieres estar. - Llevé una mano hacía mi cabello ahora rubio, tanto había cambiado desde aquel momento y aún así no me arrepentía de nuestro tiempo juntos.

- Te queda.- Dijo Lucius momentos después.- El apellido Petrov.

- Lo sé.- Saqué mi labial del bolso.- ¿Arista soporta esa boca tuya? Siempre tan grosero y arrogante, Arscorth.