Perdiendo la práctica

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Arista

Desperté en casa de mi hermano, en su habitación de invitados sin ningún recuerdo de como llegué excepto la espalda de ese...¿Inmortal? Olía a humano muy tenuemente pero el olor más fuerte fue el de Aryan Markovic. Lo percibí detrás de mi antes de que entrara a mi mente para dormirme pero era indiscutible que ese hombre de cabello blanco también olía al demonio.

¿Aryan tenía un hijo ilegítimo mitad humano? ¿O era algo más? No podía dejar de pensar en ello pero no tenía más respuestas y no había manera de contactarlo antes, solo esperaba fervientemente que fuera la segunda opción, que hubiera otra explicación para todo esto, confiaba en él y mi hija también, no quería ver a Ilyana con el corazón roto y yo no quería perderlo como amigo, pero el olor no me engañaba.

Me sacudí el cabello mortificada. Aryan podía parecer abierto y accesible pero podía ser tan cabezota con sus problemas como Maxwell.

- ¿Qué estás haciendo Aryan? - Murmuré para mí antes de ponerme de pie y bajar las escaleras buscando a Eton. Lo encontré en su estudio sosteniendo su cabeza y todavía llevaba su ropa de dormir.- ¿Estás bien? - Pregunté.

- Urgh...- Dijo tomando una infusión de hiervas.- Siento como si me hubieran abierto la cabeza y no puedo recordar mucho.

Señalé su cuello con inserciones de hada femenina.

- ¿El espejo no te ayudó a recordar a la afortunada? - Pregunté y Eton se llevó una mano al cuello apenado.

Me acerqué a él notando algo diferente y luego me reí al oler la diferencia en su propio aroma, se le había agregado uno algo dulce, a las hadas se les incrustaba el olor de su primera relación sexual por muchos años, al menos hasta que se vincularan con alguien diferente. Yo había llevado el de Cayden varios años incluso después de su muerte.

- Bueno, tu virginidad se marchó junto con ella.- Me burlé y las mejillas de Eton se pintaron de rojo.

- Ya basta.- Dijo mandándome una ráfaga de viento que me despeinó.

Me alejé y pusé mis manos en mi cintura, hice el baile de las Pixies cuando se burlan de una hada agitando mis brazos y comencé a burlarme.

- Había un tonto que soñó con el amor.... El amor de una chica que se escapó, se escapó después de dejarlo sin su...- Me reí cuando se puso de pie y me rodeó apresandome antes de cubrir mi boca.

- Eres una niña chiquita.- Me levantó hasta arrastrarme fuera de su estudio pero me acomodé y le salté encima rodeándolo con mis piernas. Me aferré con fuerza.

- Y tú un tímido de closet.- Le dije.

- Boba.- Tomó mi cabello y jaló para hacerme bajar.

- Tonto.- Tomé el suyo haciendo lo mismo.

- Ustedes dos no cambian.- Alya nos interrumpió en la puerta.- ¿Podrían comportarse como dos adultos? Mamá ya les habría dado un escarmiento.- Se acercó para separarnos. Puse mis pies en el suelo y me acomodé mejor la bata para dormir pero me rehúse a no ganar y producí agua echándosela encima a mi hermano. Gruñó pero no contestó el ataque porque Alya levantó la mano hacía los dos apunto de usar su energía.- Estoy gorda y molesta siempre, no provoquen la ira de esta vaca.

- No estás gorda.- Me acerqué a abrazarla.- Te ves encantadora.- Yo sabía lo insegura que podía una sentirse en ese estado, así que me apresuré a ayudarla. Alya sonrió agradecida y se fue a sentar en el sofá de Eton.

- ¿Volvieron muy tarde anoche? - Preguntó.- ¿Cómo fue el plan? Espero que no hayas forzado a nuestra hermana a quedarse hasta el final.

- Arista me dio una nota temprano y volvió a casa, yo me quedé.- Dijo Eton. No me sorprendió que Aryan haya podido falsificar mi letra para darle un mensaje a mi hermano antes de sacarme de la subasta así que dejé que Eton continuara creyendo eso.

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