La pelea

44 6 2
                                    

Arista

Estaba en muchos problemas y Aryan lo sabía porque solo al llegar a casa tomó a los gemelos, los llevó a su habitación dejándome lidiar sola con mis problemas y un vampiro muy enojado.

Todo había comenzado conmigo desesperada por no poder salir sin su autorización, todavía no me había revocado el castigo de ese año, pero yo quería desesperadamente un cambio de panorama y los gemelos también estaban aburridos, así que tomé la decisión por mi misma. Salí sin decirle al nuevo territorio de Jude Campbell por invitación de su hermana menor, ignoré sus mensajes y bloqueé mi mente de él por los siguientes dos días.

Estaba en medio de una huelga muy importante.

Ya había intentado hacer muchas cosas para convencerlo de que me devolviera mi libertad para ir y venir a mi antojo, pero se me negó en cada ocasión y esta vez yo pensaba hacerle entender que mi postura era firme, pero usó algo a lo que no me podía negar: Aryan Markovic.

El demonio me convenció de que Max estaba muy preocupado y que de verdad estaba pensando en levantar mi castigo, pero... fue una vil mentira. Solo me llevó a territorio de guerra con un enemigo contra el que no podía mantenerme firme durante mucho tiempo. Así que al encontrarme en punto muerto le hice la ley del hielo todo el día, pero al caer la noche Max parecía el menos afectado por mi silencio, así que me puse de pie dispuesta a irme, pero...

- Me voy.- Me levanté cansada de jugar en mi teléfono.- Muy buena charla la nuestra pero estoy agotada, regreso a casa y tú de preferencia quédate aquí.

Max levantó la cabeza y sonrió.

- ¿Ya has pensado sobre tus errores? - Preguntó. Abrí mis labios sorprendida por su nivel de cinismo. ¿Mis... errores? Quería matarlo.

- Te odio.- Me dispuse a girarme para marcharme, sin embargo, solo un cambio en el aire muy ligero me previno antes de sentirlo rodearme con sus brazos.

- Odiar es una palabra muy ruda.- Susurró en mi oído provocandome estremecimientos, pero no pensaba ceder.- Además, un hada no debería mentir tan descaradamente.

- ¿Y si no es una mentira? - Cuestioné tratando de salir de su control, aunque se sentía bien y quería rendirme, estaba tratando de llegar a un punto.

- ¿Ah, si? - Preguntó despejando mi cuello. Me resistí más sabiendo por donde iba, si me mordía estaba acabada y de nuevo él tendría la victoria.

- Muérdeme y vas a conocerme molesta, Lucius, te lo estoy ad...- Me mordió suave pero posesivamente y yo suspiré por el placer mezclado con el dolor que me otorgaba. Mi mente se nubló y llevé mis manos hacía sus brazos para mantenerlo más cerca, más...

- Mamaaaaaaá.- Kaamisha entró precipitadamente y se detuvo con los ojos muy abiertos, pero eso no fue lo peor, lo más grave fue escuchar un grito ahogado. Parpadeé varias veces para aclarar mi mente confusa antes de comprender lo que había sucedido, me di la vuelta corriendo detrás del único olor que era humano y muy reconocible para mi: Julia Stewart. La alcancé en el elevador antes de que se cerrara, miré brevemente a Max quien ya estaba dentro y detrás de ella.

- Puedo explicarlo.- Dije apresuradamente.

- Podemos borrar su memoria solamente.- Dijo Max y ella se giró asustada viéndolo.

- Yo no he visto nada.- Levantó mis manos.

- Es lo que suelen decir los que lo saben todo.- Aryan que vio todo lo que sucedió se acercó con Malek en sus brazos y esa actitud despreocupada propia de él sin importarle que a la humana se le acababa de poner el mundo de cabeza. Le mostró sus colmillos- ¿Ves esto? Entonces ya has visto algo y pueden volverse más grandes.

Nuestro legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora