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[Narración normal]

Era un nuevo día, nuevo día y nuevos desafíos. Joey y Corey se encontraban en la cocina apunto de preparase algo para desayunar, incluso Murray estaba con ellos viendo si no se les caía un poco de comida al suelo para comérsela.

Era un ambiente agradable, o al menos más que ayer, lo era. Joey se sintió mal toda la noche por haber hecho llorar a su novio pero ahora pareciera que este lo había olvidado. Quería llevárselo con él al viaje por navidad, sabía que convencer a su madre sería una misión difícil, muy difícil en realidad, porque sus hermanas estarían de víboras con él y no dejarían que su madre aceptara.

- Estás muy callado Jo...- dijo Corey sin mirarle, estaba preparando leche con chocolate para ambos.

- Mmh...estaba pensando en que decirle a mi mamá para que te deje ir conmigo.-

Corey se incómodo un poco al escuchar eso, recordar el escándalo que hizo ayer que sólo le daban ganas de matarse. Asintió para que el pelinegro no se sintiera ignorado.

- Si estás triste por lo de ayer ya te dije que te perdono, y no me importa nada más que tú...y que estés feliz y cómodo conmigo.- volvió a decir Joey, se acercó más a su novio quien trataba de apartar su mirada pero fue imposible resistirse.

Sonrieron mutuamente, unieron sus labios en un cálido beso y continuaron con su tarea de hacer el desayuno, sería mejor olvidar lo ocurrido, pensó Corey.

Una vez terminada su comida se fueron a la sala de estar, verían la televisión y luego idearían un plan para convencer a la señora Jordison. Contando las cosas desde otra perspectiva, ella en verdad se esforzaba por aceptar su realidad y el hecho de que su único hijo varón tuviera otras preferencias sexuales, Corey no le parecía un mal muchacho, para nada...sólo...era cuestión de tiempo y aceptación, a kilómetros se notaba lo mucho que el rubio ama a su hijo y ella está agradecida con ello, no tenia razones para no dejarle ir ¿o sí?

- Joder Corey, deberías dedicarte a la repostería seriamente.- dijo Joey metiendo una cucharada de mug a su boca, amaba cuando el rubio se ponía creativo con sus postres.

Él sólo le sonrió algo sonrojado y halagado a la vez, sabía qué tenía talento para eso pero quería dedicarse a otra cosa.

- ¿Tú ya sabes a qué quieres dedicarte amor? - preguntó el rubio también comiendo de su propio postre. Joey pensó y pensó, no sabía en realidad.

- A la música...me hace muy feliz y ya sabes que tengo cierta preferencia por la batería.- sonrió.

- Juro que te comprare esa batería, tendrá tantos bombos que el mismo Dave Lombardo va a temblar.- dijo Corey, Joey comenzó a reír y en verdad amaba lo mucho que le apoyaba con ese sueño.

Todo en esta vida de puede lograr, ¿no? En sus dieciocho años de vida nunca se había sentido más feliz como ahora, estar con Corey, hablar de música, de películas, sobre su futuro...

- ¡Basta harás que llore! - continuaron riendo, llegó Murray a interrumpirles e intentar robar un poco de comida. Cosa que claro, ni le pelaron.

- Tú estarás a cargo de la batería y yo escribo canciones.-

- ¿Y por qué no las cantas también? - Joey miró a Corey, comió un poco más de mug.

- Nah, canto horrible y mi voz es aguda...no quiero que sonemos como una copia de Judas Priest.-

- Para nada Cor ¡cantas re bien! Te he escuchando imitar a James Hetfield y al mismo Phil Anselmo...tienes el talento, al igual que con la cocina.-

Comenzaron a halagarse entre ellos, llenándose más y más el orgullo. Diciendo cosas como que en verdad se traían ganas y etcétera. Ya saben, cosas de pareja.

ꨄ︎𝙏𝙝𝙚 𝙃𝙮𝙗𝙧𝙞𝙙 𝙈𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩 //𝘑 𝘖 𝘙 𝘌 𝘠 ꨄ︎Where stories live. Discover now