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Caminaba por el pasillo con una taza de café en la mano, con la otra masajeaba su cabeza en un intento de que el dolor disminuyera

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Caminaba por el pasillo con una taza de café en la mano, con la otra masajeaba su cabeza en un intento de que el dolor disminuyera. No fue así.
Se arrepentía de su comportamiento la noche anterior, como bebió más de lo que soportaba, como habló de forma descuidada, se quedó dormida sin pagar su cuenta y la más vergonzosa de todas, como lloró en el auto de su sunbae.

Ella odiaba llorar frente a las personas, se sentía débil.
Su padre le había enseñado que si te mostrabas débil ante los demás, les darías el poder de lastimarte, si ella no quería salir lastimada entonces más le valía ocultar todas sus debilidades.
Por eso nunca lloró frente a nadie, nadie excepto Seojun.

Un sentimiento de nostalgia se acomodo en la boca de su estómago.

– soojin-ah –una amable voz la llamó, sacandola de su repentino trance, ella levanto la mirada, encontrándose con los ojos curiosos de Boyeon– ¿te sientes bien?

La pregunta solo hizo que Soojin se sintiera más avergonzada, sus mejillas no tardaron en teñirse de rojo.

– ah –tartamudeo– sunbae...

El sonrió, buscando algo dentro de la bolsita de plástico que Soojin apenas notó, entonces le extendió una pequeña botellita de vidrio y un paquete de galletas.

– para la resaca –sonrió–

–dudosa, Soojin los tomó– si, gracias...

Le dió una palmadita en el hombro y comenzó alejarse de ahí, solo alcanzó a dar unos pocos pasos antes de que Soojin lo volviese a llamar

– ¡sunbae! –el se giro para verla– sobre lo de ayer –habló nerviosa, Boyeon vió como la mano con la que sostenía la taza de café temblaba– yo lo sient–

– ¿ayer? –la interrumpió– ¿que hay sobre ayer? –Soojin lo miro confundida, Boyeon sonrió– para ser honesto, no recuerdo nada sobre ayer ¿tú tampoco?

Soojin sintió un hormigueo cuando comprendió.

– si...yo tampoco lo recuerdo –sonrió–

Con un asentimiento, Boyeon se dió la vuelta nuevamente y se alejo.

El arrepentimiento y ansiedad por su comportamiento del día anterior fueron intercambiados por un sentimiento extraño, al cual no podía dar nombre, sin embrago ésto no le molestó para nada.

Miro el frasco de medicina para la resaca y el paquete de galletas sabor chocolate, sonrió aún más, sus mejillas seguían rojas, pero ya no por la vergüenza.

El resto de su mañana y tarde se fué rápido, los efectos de la resaca desvanecieron poco a poco. Para cuando Soojin tenía los pies fuera del gran edificio solo le quedaba un ligero dolor de cabeza.

La boda de mi esposa [𝐇𝐒/𝐊𝐒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora