Trece

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Jadea sorprendido sacando el seguro de la puerta y abriéndola apresurado.

—Mew! — lo llama incrédulo —¿Qué haces aquí?

El alfa su acerca cabizbajo, y puede ver como las aletas de su nariz intenta respirar de su aroma.

Si tan solo supiera el omega que el llamado en su puerta ha empezado días atrás y es la primera vez que esta despierto para escucharla.

Parecía un alfa enlazado intentando reencontrarse con su omega después de haber estado varios días separado, el omega aparto rápidamente esa idea absurda de la mente.

Gulf ni siquiera lo piensa cuando lo toma de brazo y le indica que entre, cierra la puerta poniendo el seguro nuevamente y gira encontrándose con el alfa cara a cara.

—Perdóname —susurra el mayor amagando por tocarlo, mas no lo hace—perdóname por venir a tu casa tan tarde y asustarte.

—E- Esta bien —responde con suavidad levantando ambas manos y tocando el rostro del alfa, buscando sentir algún indicio de fiebre o mal en él—¿Qué te sucede alfa? —susurra preocupado al verlo tan dócil y necesitado de ayuda.

—Por favor— pide acercándose al menor —solo déjame respirar de tu aroma—suplica —perdóname por favor, pero no puedo seguir sin ti.

Gulf se queda perplejo ante aquella declaración, sus grandes ojos se quedan conectados con los suplicantes del alfa, su rostro se ha sonrojado mucho y su omega ha empezado a ronronear ante el pedido de atención del alfa.

—Me dirás que pasa después? —pregunta.

—Te diré omega, seré sincero—Mew promete sin pensarlo siquiera, parecía un desesperado, esperando por su medicina.

Hay un silencio entre los dos, y solo puede escuchar el acelerado latir del corazón del alfa.

Parecía una eternidad cuando finalmente el omega asiente tímidamente rodeando el cuello del alfa, el mayor no pierde tiempo, brazos fornidos y feromonas demandantes lo rodea en segundos y siente la fría nariz del alfa frotándose contra la sensible dermis de su cuello.

Jadeo tras jadeo, Gulf se estremece por la demanda del dominante —N-no creo que e-esto funcione Mew— susurra con voz temblorosa, superado por tantas emociones explotando en su pecho —mi aroma es muy ligera.

—Es lo que más me gusta— responde inclinándose ligeramente, bajando las manos por sus muslos.

—Mew!!! —jadea con sorpresa cuando es levantado en brazos del mayor, éste guía sus piernas alrededor de sus caderas y el omega obedece, se agarra a él, rodeándolo con brazos y piernas y el mayor lo toma como el objeto más preciado de su propiedad.

—Tu aroma es tan ligera que solo yo puedo olerla— confiesa, caminando con el omega a la sala — solo yo... nadie más — el omega gime ante la voz del alfa, queda completamente a su merced con su omega liberando feromonas con un aroma que se volvía más dulce y densa a causa de la presencia de quien lo estaba reclamando de una forma que lo estremecía.

Revelando así que era un omega con un aroma fuerte y embriagador cuando deja ver su lado primitivo. Cada descubrimiento despertaba en el alfa una nueva forma de celarlo, de poseerlo y volverse su único dueño.

Se sienta en el sofá y hunde el rostro en el rincón del cuello, su pequeña cintura fue envuelto completamente por sus gruesos brazos y abriga su pequeño cuerpo con su propio calor.

El alfa empieza a ronronear cuando las feromonas tranquilizadoras del omega llena sus pulmones y consuela a su desesperado alfa.

Hace cinco años, el día que salió de la milicia había jurado jamás volver a derramar sangre ajena. Ha roto esa promesa desde que ha encontrado a este dulce omega y no se arrepiente de nada.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now