Extra

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El alfa camina por callejones oscuros, donde no sería reconocido jamás.

Sus ojos oscuros son retadores y hasta diabólicas, un nuevo invierno pronto llegaría y es la estación que más le gusta.

Se asegura que no haya rostros conocidos cuando toma la avenida principal.

Es luna llena, casi media noche y ya hay pocas personas transitando.

Es la gran ciudad iluminada y poderosa.

Se adentra a un altísimo hotel de cinco estrellas y pide por la llave de cierta habitación en la que pretendía hacer lo que juro jamás hacer. Romper la promesa.

Caminó por los pasillos de aquel hotel majestuoso de iluminación elegante y aroma delicada hasta llegar donde la recepcionista le había indicado.

Habitación 6.6.6.

Mew se quedó frente a ella, no toco ni espero que esta sea abierta por alguien más.

Saca la tarjeta con la cual se abre la habitación, mira a su alrededor asegurándose que nadie lo ha visto y se adentra en aquel lugar donde pretende pecar.

Cerrando la puerta a sus espaldas, su vista se posa en el omega con la que había planeado ese secreto encuentro.

Sus oscuros ojos barrieron a la delicada criatura parado frente a la ventana, dándole la espalda y perfeccionando la imagen ante él con aquella maravillosa noche y su delgada silueta.

Se pregunta cómo es que un omega se atreve a salir en las calles vestido de esa forma, tan seductor con esa magnífica combinación de no llegar a ser ordinario.

Camina despacio a su alrededor, cortando lentamente la distancia entre los dos, aquel omega al sentir su presencia solo aparto la vista de la iluminada ciudad y volteo ligeramente el rostro, suficiente para visualizar a su cazador desde su vista lateral.

—Pensé que no vendrías — murmuro esperando a que aquella bestia que los rondaba llegue a él, volvió la vista a la ciudad y llevo a los labios aquel licor que sostenía entre sus delgados dedos.

—Debía salir sin ser descubierto por mi omega y mis hijos— no era muy amistosa la voz que le respondía. Más bien era bajo y contundente, como si algo estuviera suprimido.

A pesar de que aquella profunda voz lo estremecía, al omega no le sorprendió lo que aquella bestia suprimía, sabía perfectamente que solo se está conteniendo para no saltar sobre él y devorarlo por completo.

—Entonces... —el omega volteo por completo, mirando directamente a aquel alfa reclamado por otro omega —supongo que debemos apresurarnos —dice dejando a un lado el licor y levantando los brazos para rodearlo, ofreciendo su cuerpo a aquel majestuoso alfa.

Mew asiente seriamente tomándolo violentamente de la cintura y atrayéndolo con gran dominio contra su cuerpo —debemos apresurarnos— repite sus palabras dándole la razón, su piel es caliente y sus testosteronas alertan al omega cuan excitado estaba — no quiero que mi omega descubra que me he encontrado con alguien más — murmura con voz profunda, lo toma de la nuca y reclama un beso voraz y casi violento.

Sus labios se entrelazan escandalosamente y sus manos sostienen el cuerpo del omega con gran practicidad, como si conociera de memoria sus curvas y supiera donde debe presionar para conseguir sumisión entera.

Un chasquido apetitoso causado por la separación espontaneo del omega hace que los ojos del alfa brille sobre sus apetecibles labios, más el omega le sostiene la mirada, es retador y hasta amenazante —no menciones al otro mientras me besas— responde, sobre los labios de su hombre, su dominante.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now