Veintiséis

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Mild observa una vez más a Gulf y cuando el omega vuelve a sentir la mirada de su amigo sobre él vuelve a mirarlo seriamente, y este hace una mueca mal disimulado. Descarado.

—Mild! ¡Lo que tengas que decirme dilo de una vez! — el omega pierde la paciencia en la sexta vez que lo descubre — me molesta que me sigas mirando como si tuviera algo en la cara!

El beta da un respingo y sonríe apenado— es que... ya tienes alfa! —dice, como si fuera la última noticia del día.

—Eso es...!? —Gulf reclama incrédulo e indignado —¿Qué no tienes nada que hacer? —regaña levantando la manga pastelera con la que decoraba con glaseado unos biscochos recién orneados e intenta manchar al Beta con ella.

Mild ríe divertido apartándose del glaseado —lo siento —dice sonriente—es que no lo puedo creer... los evitabas como plagas y ahora...— explica con un suspiro, está feliz por él — mírate, luces tan bien, todo sonrojado y ya no eres una bolsa de piel y hueso.

Gulf no esta dimensionando, pero el Beta tiene muy claro la situación. Su amiga ha curado y está agradecido con la Diosa Luna.

—Mild! — el omega gruñe intentando golpearlo nuevamente con la manga pastelera, pero este sale corriendo de la cocina con una risa malvada.

Teo entra en la cocina con la charolita vacía y la sonrisa confundida por la acción y risa de su tío Miel —Papi, me das más azúcar?— pide, se pone de puntitas y deja la charolita en la mesa, luego trepa a la silla para ver lo que su padre estaba haciendo, Gulf asegura la silla al piso con el pie para que no se mueva, Teo recoge con el dedito las gotas de glaseado caídas sobre la mesa y se lo lleva a la boquita— ¡mmm! muy rico papi — dice regalando una sonrisa de conejo.

—Gracias Amor!—responde el omega muriendo de ternura, deja las cosas sobre la mesa y llena de besos los cachetes de su hijo —¡Te adoro omeguita! — murmura levantado a su hijo en sus brazos ahogándolo con mimos y más besos. Teo grita entre risas inundado de amor y alegría.

Luego de un rato de besitos y arrumacos Gulf llena la charolita con sobrecitos de azúcar— tengo una ligera sospecha de que se te están acabando muy pronto los azúcares bebé— dice divertido.

Pero Teo asiente —una señora llenó tu cartera —revela seriamente.

Los ojos de Gulf se abren de par en par, eso explicaba muchas cosas...

—Solo dales tres sobres amor— dice con calma — ¿sabes cuánto es tres sobres bebé? — pregunta sentándose en el piso  y bajando a su hijo de la silla, poniéndose a su altura, preparado para enseñarle a contar.

—Si papi— responde muy orgulloso. Teo levanta sus deditos y le muestra tres paraditos— Papá alfa me enseñó a contar hasta... eh... hasta veinte— explica muy feliz.

Gulf sonríe más grande, sabía que Mew le estaba enseñando a Teo muchas cosas, pero no sabía que su bebé ya llegaba a contar tan alto— muy bien mi amor! Estoy muy orgulloso— la sonrisa de Teo se ensancha al escuchar a su padre, dando saltitos de alegría —vamos — invita levantándose y tomando los dos biscochos que había preparado para su vitrina.

Teo corretea alegre y Gulf se seca la perla de sudor que se amontona en su frente antes de salir se la cocina, deja los biscochos a la vista tentadora y que quita el jersey oversize que tenía puesto.

Mild regresa de atender a un cliente y mira con rareza a Gulf —es raro verte sintiendo calor en invierno — señala, es muy consciente de lo friolento que es su amigo.

—Acabo de hornear, supongo que es el calor de la cocina — responde sin mucho interés, concentrándose en preparar el café expreso que su cliente ordeno y espera en la fila.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now