Veinticuatro

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Gulf sale del baño descalzo, con el pelo húmedo y la piel envuelta en una toalla.

Ya era de noche y acababa de regresar de su cafetería, abre el placar del alfa y observa qué remera de Mew puede usar mientras deja caer la toalla al suelo.

Esta despreocupado, eligió creer en las palabras de su alfa y George jamás volvió a aparecer ni a atormentarlo.

Ya no tiene miedo, ha pasado seis largas semanas y la confianza ha regresado por completo, camina por avenidas concurridas, ya no se encorva y muestra su radiante rostro al mundo, regalando su belleza a ojos curiosos, blindado de feromonas alfa profundamente territoriales.

Más de uno admira tan precioso omega, más nadie se atreve siquiera a acercarse.

Mew jura que no ha asesinado a su ex alfa y es suficiente para calmar su ansiedad.

Puede ver el frio polar azotando la ventana y esta tan feliz de estar bajo el resguardo de su alfa, quien justamente está armando en ese instante un maravilloso nido para su carrocho.

De pronto siente el aroma conocido rodeándolo y sorprendido voltea encontrándose con los oscuros ojos del alfa mirándolo con hambre.

—¡Mew! —grita agachándose y tomando rápidamente la toalla y sostenerla sobre su pecho, pobremente cubriendo solo partes de su cuerpo —porque no avisas?! —reclama, es impresionante que un alfa tan grande sea tan ágil al punto de no hacer sentir su presencia hasta que está a un paso de su presa.

El alfa avanza llegando al menor, lo mira a los ojos por un segundo, su aroma es densa y evidentemente tiene una erección que se deja ver orgulloso bajo el pantalón piyama.

Los largos dedos acarician sin apuro la cadera desnuda del menor, saboreando su desnudes—¿Por qué te cubres amor? —murmura, las piernas de Gulf pierden fuerza de solo escucharlo, es tan dominante y su voz excitada es la más perfecta seducción —si ya he visto todo—revela.

Gulf jadea cuando los dedos pasan sobre el pezón descubierto — alfa — susurra casi sin aliento —eso... eso no es lo mismo—

— Es exactamente igual... no he podido olvidar un solo día cada maravillosa parte de ti—responde, se acerca por completo, tomando la cintura del omega con fuerza seductora, su dura masculinidad se restriega contra el cuerpo húmedo —me estas volviendo loco omega— susurra con total agonía.

Gulf ya no tiene fuerza de voluntad para negarse, suelta la toalla y se agarra de los hombros de su alfa buscando besos y esperando caricias.

La toalla se desliza y queda atrapada en el lugar donde sus cuerpos se presionan, los labios del alfa rozan los del omega mas no hay más que roce, Mew nota en silencio como las feromonas calientes del omega son más densas que de costumbre, su piel caliente, sus caderas parecían más atrayentes y bajo el tacto la piel más suave y brillante de lo que ya era. Hasta los labios que se mantenían siempre de un maravilloso color rosa, ahora estaban tan rojas como los pétalos de un lirio silvestre.

Mew no cierra los ojos como lo hace el omega, es delirante la seducción de su omega y su facilidad por entregarse a la pasión— que precioso— murmura, lo toma de la cadera y simula una embestida.

—Ha! — el omega jadea, es delicioso, abre sus dorados ojos, letales, retadoras, llenas de lujuria — mas... —ordena.

—Que quieres omega? — responde el mayor arrinconándolo por completo, su oscura mirada recorre su cuerpo, la toalla cayendo al suelo y es obscena la forma en la que es observado, la excitación del omega está presente, su miembro esta húmedo y dura, dejándose desear, Mew se lame los labios queriendo arrodillarse en ese lugar y tomar hasta la última esencia que pueda recibir de su omega.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now