Catorce

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Mild termina por despedir a un cliente ocasional cuando las campanillas suenan en la entrada, es Gulf quien entra en la cafetería cruzándose con el mencionado cliente en la puerta, de su mano colgaba una pequeña bolsa, y detrás de él, como un perro guardián el alfa llegaba siguiéndolo obedientemente cargando con las compras.

Hubo una discusión a mitad del camino en la que el alfa salió victorioso, no había forma que le permitiera al menor cargar una sola cosa que tenga más de un kilo.

—Papi!!! —la bienvenida de Teo está llena de euforia como siempre.

Gulf lo levanta entre brazos y la abraza llenando se carita de besitos, Mew se queda cerca, muy cerca, en silencio con las grandes bolsas en ambas manos, los observa con adoración.

Aun no puede ser parte de esa bienvenida en la que se forma una burbuja entre omega y cachorro, quiere meterse allí, que haya un encuentro de familias y sea él quien rodee con amor al cachorro y a su omega.

Deja las cosas compradas detrás del mostrador y cuando voltea se encuentra con dos pares de ojos infantiles observándolos sonrientes.

—Hola Miau! —saluda emocionado el cachorro aun en los brazos de su padre.

Sonríe ampliamente y no puede mantener las manos quietas, ni siquiera notan el momento en el que el cachorro ha pasado de los brazos del omega a los del alfa.

Las carcajadas infantiles llenan el establecimiento cuando Mew lo levanta en alto de su cabeza mirándolo con diversión y ternura, para no molestar a los dos trabajadores, se dirige hacia una mesa con el cachorro en brazos, manteniendo una conversación extraña y poniéndose al día de todo los que Teo y el Sr jirafa han estado haciendo aquella mañana.

Gulf toma las cosas que Mew ha dejado a un lado, empezando a ordenarlos.

Sonríe con amor cuando escucha la risotada de Teo y nada escapa de los ojos curiosos del Beta.

Gulf se concentra en actualizar su stock con ayuda de Mild, pero no puede evitar observar a su cachorro jugueteando con aquel alfa tan grande.

El beta ha estado observando en silencio aquella interacción del omega y su hijo junto con la del alfa. No ignora que Mew se ha vuelto muy apegado a ellos, todos los días está en la cafetería sentado en una de las mesas, a veces en la parte trasera de la cocina, guardando silencio y cuidando con recelo de aquella familia.

Mientras otros cachorros lo miran con miedo, Teo se lanza sobre sus piernas y se acomoda solito antes de mostrarle los garabatos de números que ha logrado hacer durante su ausencia, el alfa observaba seriamente los números que enseñaba al cachorro y las corregía si no estaban correctamente trazadas.

Mientras Teo tomaba todo como un juego, Mew le enseñaba nuevas letras y números más grandes. Gulf se quedaba detrás del mostrador, con aura de felicidad inquietante que no podía jamás disimular.

Pero Mild también ha notado un gran cambio.

El omega ya no llegaba oliendo a miedo, ya no se refugiaba dentro de una burbuja creada con su cachorro, ya no se ocultaba en la parte trasera de la cafetería, calmando sus temblores.

En el pasado, Mild disimulaba no verlo temblando, sabía que Gulf intentaba con todas sus fuerzas mantenerse fuerte, sabía que dejarlo en evidencia era como si su esfuerzo no valiera la pena.

Asique... esperaba pacientemente que regresara con una sonrisa falsa y fingiendo que nada ha pasado, y él solo le serviría un vaso de agua y preguntara que tal estuvo todo, fingiendo que no ha visto nada.

Pero desde que Mew llego, ha dejado de temblar, ha acabado los ojos llorosos y las sonrisas forzadas, ya no había marcas de dedos o algún moretón más enfundado.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now