Veintisiete

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—Estas bien amor? —el alfa susurra, intimo para su omega, ni siquiera ha apartado sus manos de él ni un segundo, se mantenía en el sofá con su omega sobre sus piernas, no había manera de apartarlo del menor en esos momentos.

Gulf se había recuperado lentamente.

— Si— responde con el mismo tono, como si no quisieran que nadie los escuche, a pesar de estar solos— lo siento— dice, con calma, sus labios entre abiertos y sus ojos cerrados.

Mew acaricia su mejilla con la de su omega, disfrutando de su calidez y exquisito aroma que a medida que pasaba las horas, más y más dulce se volvía— ¿Por qué te disculpas amor? Si es tu naturaleza el que se manifiesta—responde, sobreprotector.

Siente el dulce ronroneo que su único empieza a emitir a medida que lo sigue mimando con caricias cuidadosas, sus labios rozan y amagan a besarse, pero solo se están tentando.

Sus feromonas lentamente van extendiéndose por todo el departamento, cuerpos temblorosos y el deseo los inunda, se desean de una forma que les hace perder la compostura, quieren desnudarse y fundirse en la desnudes del otro.

Quieren solo cerrar los ojos y sentir las caricias, probar del sabor del otro, marcar y reclamar, tomar y satisfacer, besar y volver a enamorar.

Gulf se agarra de los hombros de su alfa y reclama el primer beso, con gimoteos cohibidos y el movimiento involuntario de su cadera, pidiendo por el placer que le han prometido.

Mew responde el gimoteo con murmullos orgullosos de alfa dominante, sus manos presionan las caderas y las mece con gusto sobre su virilidad, el beso se profundiza y ruidos obscenos crean a la par, sus lenguas son la imagen más escandalosa de beso húmedo y caliente, los dientes raspan  los labios y las manos grandes son inquietas alrededor de las caderas y el trasero, de vez en cuando los dedos se enganchan a la goma del pantalón y siente como su omega tiembla y demanda más en el beso.

Finalmente se apartan y respiran jadeante.

Sus labios pegados y miradas inundadas en pasión.

De pronto Gulf sonríe sobre los labios de su alfa y no tarda en contagiar la acción, se deja caer de nuevo sobre las piernas del mayor y siente como Mew lo rodea con fuerza —ven — murmura levantándose, Gulf se agarra de él con piernas y brazos, con su vigoroso alfa cargándolo orgulloso y caminando hacia la cocina.

—Mew, sabes que puedo caminar— Gulf habla con las piernas enrolladas alrededor de las caderas del alfa y una sonrisa que no oculta que adora el trato que recibe.

—Lo sé amor— responde — solo déjame adorarte como quiero—.

El alfa no quiere despegarse ni un segundo de su omega, lo quiere piel contra piel, su omega cada vez olía más dulce, constantemente ronroneando a sus brazos, es mimoso y esta cachondo todo el tiempo. Sin duda ha empezado a entrar en celo, simplemente está en la primera fase, en la que no se desespera por ser tomado.

—Bebe mi amor— dice el alfa ofreciéndole un vaso con agua.

Su omega obedientemente toma del líquido, aun en brazos del mayor, Mew lo observa con aprecio, satisfecho de poder cuidar de su omega, lo esta hidratando. Cuando el omega le devuelve el vaso de agua a medio tomar, Mew la termina y deja el vaso vacío sobre la mesada, regresando a la sala, a pasos calmados y seguros, picando los labios de su único.

Gulf lo mira a la cara y achina sus ojos, y una sonrisita en sus labios— estas raro— le dice le pronto, es pícaro.

—Te tengo una sorpresa amor— revela el alfa abriendo la puerta de su habitación.

—¿Sí? — Gulf responde agarrado a su cuello y emocionándose —¿Qué es? —.

—Velo por ti mismo —responde señalando hacía en frente.

Mi omega, mi Dios!Where stories live. Discover now