[2] - Exiel y Joselyn: Fetiches

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Exiel

Me pongo mis lentes anaranjados y disfruto de la música mientras avanzo. Camino por el backstage de mi club, dirigiéndome al escenario. Aquí es mi lugar preferido, en este sitio ocurre la magia. Cualquier persona puede cometer sus más grandes deseos prohibidos, incluyendo sus fetiches. El Only Club es exclusivo, así que no entra cualquiera, yo decido quien entra, quien se queda y quien jamás regresa.

Soy el dios de este paraíso y todos me respetan, hasta ahora.

Me quito los lentes, para ver el desastre en el que se ha convertido el salón. Rápido, grito a llamar a mis empleados. No comprendo qué es toda esta catástrofe. Pongo mis gafas en mi bolsillo y procedo a la interrogación.

―¿Quién es el responsable de esta mierda? ―me quejo.

―Una chica ―dice el guardia grandote, el cual se encuentra por completo avergonzado―. ¡Está loca!

―No estoy seguro si era una chica ―lo corrige el otro guardia.

Enarco una ceja.

―¿Cómo? ―cuestiono curioso―. ¿Y dónde está esa personita que los confunde? ―Le doy un golpe a cada uno―. No saben controlar bien mi club, son una pérdida de tiempo.

―Lo siento, jefe, está roncando en la otra sala. ―Señala una de las puertas del lugar―. Estuvo tirando botellas por todos lados y no podíamos pasar, está todo lleno de vidrios rotos.

―No sean cobardes. ―Bufo―. ¿Qué clase de guardias son ustedes?

―¡Véalo por usted mismo! ―Lloriquea el grandote.

―¡Eso haré! ―Avanzo hasta la sala y los dejo con su estupidez.

Una vez allí, evito los vidrios, avanzo como puedo y llego al culpable en cuestión. Es cierto, es confuso, pero su maquillaje es terrible, su disfraz no es bueno, es obvio que no le sirve. Analizo la situación, mirando el cartel de la entrada. Se las arregló para entrar gratis, pues hoy las chicas no pagaban. Tiene suerte que ya hayamos cerrado, aunque fue su culpa, igual creo que esto hubiera sido peor si no lo hacíamos así.

Me pongo en cuclillas y lo miro de arriba abajo. Es un lindo muchacho. Debería denunciarlo por destruir propiedad privada, sin embargo, no lo voy a hacer. Encaja exactamente con uno de mis fetiches. No es que lo haya cumplido al pie de la letra, pero se puede solucionar. Esa ropa no combina y ese pelo necesita extensiones, no una peluca mal hecha.

No importa, esperaré a qué despierte, hablaremos y se verá si luego llegamos a un acuerdo. Le conviene escucharme, es una buena oportunidad.

Sonrío.

―Tienes suerte, lindo desconocido.

Joselyn

Regreso tarde del trabajo, dirigiéndome a casa. Escapé de los coqueteos de Milton, pero no me fui del pequeño edificio, solo esperé a que se retirara, para quedarme en la agencia un poco más. Necesitaba reflexionar, estar a solas, antes de volver a mi hogar.

Las calles oscuras me incomodan, más para alguien como yo. Paso al lado del Only Club, ya deben haber cerrado. Espero que esté todo bien, pues es temprano para este tipo de lugares. Doy unos pasos más y abro la puerta que está a pocos metros, pues mi casa está al lado.

Parpadeo varias veces seguidas al entrar, ya que veo a mi hermano, sosteniendo a alguien en brazos, desmayado. Corro, rápido, para ver qué sucede. Me sorprendo, pues pensé que era una chica, pero es Ramir. Lo conozco, es el hermano de mi jefe.

―¡Exiel! ―expreso sorprendida―. ¡¿Qué estás haciendo?!

Enarca una ceja.

―¿Qué te parece que estoy haciendo? No me mires como si tuviera cara de depravado o algo así, le cambié la ropa porque se vomitó encima, ni lo toqué ―se queja.

Suspiro de alivio.

―Ay, me asusté, me imaginé cualquier cosa.

Se carcajea.

―Cálmate, no soy de ese tipo de corrupto. Tengo fetiches raros, pero no tiene que ver ninguno con aquello, lo juro.

―No quiero conocer nada sobre eso, solo quiero saber por qué le pusiste un camisón. Conozco a este chico, jamás se viste así.

―Ah, ¿sí? ―Enarca una ceja―. ¿Y quién se supone que es?

―Acuéstalo, te vas a romper la columna.

―No, me gusta tenerlo de princesa, ¿cuál es el problema? ―se burla, luego vuelve a consultar―. No me respondiste. ¿Quién es? ¿De dónde lo conoces?

―Es Ramir, el hermano de mi jefe.

―¿Ese Milton?, ¿el de que eres secretaria?, ¿el homófobo ese?

―Ya te dije que está mejorando, no entiendo por qué lo quieres estafar. ―Bufo.

Se ríe.

―Eso quiere decir que lo hiciste ―afirma―. Una parte de ti está segura de que no va a cambiar, y tiene razón, esa gente nunca lo hace.

―No digas eso, se arregló con su hermano ―intento defenderlo.

―Su hermano, el que está borracho en mis brazos. Sí, claro, si tan preocupado está por su hermano, ¿por qué lo tengo yo?

―No sé, eso quisiera saber, ¿qué estás planeando ahora?

―No te metas en mis asuntos. ―Se gira para retirarse.

¡¿Sus asuntos?! Si él es el que me mete en sus ideas corruptas. No debí haberlo escuchado. Si Milton se entera, estará furioso conmigo. Y su hermano se encuentra aquí, prácticamente estoy al borde de ser descubierta.

Maldita sea, solo quería una vida normal, pero a veces no nacemos en el lugar en el que se supone que debería ser el correcto. Y no, no me refiero a mi hermano, él parecerá una mala persona, pero conmigo es un gran ser de luz, la única luz en mi vida.

Solo espero que no meta en problemas a Ramir.

Solo espero que no meta en problemas a Ramir

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Milton y RamirWhere stories live. Discover now