Conoce a Ramir, está loquito, tanto que destruye un club disfrazado de mujer y luego el dueño, Exiel, lo obliga a pagar, convirtiéndolo en su pareja. Conoce a Milton, es el hermano de Ramir y un total conservador, se ha enamorado de la hermana de Ex...
Estoy demasiado enojado. Me tiro con fuerza en el sillón de mi living, mientras me titila un ojo de la furia que llevo dentro.
—Malditos transfóbicos de mierda, debería matarlos a todos —murmuro para mí mismo, por completo enfadado e indignado.
Mis guardias tienen miedo de hablarme, entonces cuando los miro se sobresaltan. No es para menos, pareciera que voy a matar a alguien. No es legal, pero soy capaz.
—¡¿Siempre llegan tarde?! —los reprendo—. ¡¿Dónde se encontraban cuando a mi hermana la estaban acosando?! —Me levanto con furia—. ¡¿Para qué les pago?! —Me miran con miedo el grandote y el bajito, Casimiro y Fabricio, así que me siento—. Escúchenme bien —expreso, más calmado—. Van a hallar a esos dos tipos y les van a recordar que nadie se mete con la dulce Joselyn, hay que dejarles un mensaje claro.
En ese momento, no los mandé a golpear más de la cuenta, solo porque ella estaba presente, pero nadie se salva de mi ira, menos si le hacen daño a mi hermana.
—Jefe. —Llega la empleada—. Ramir está aquí.
A la mierda, ya se me fue todo el malhumor.
—Hazlo pasar. —Sonrío.
—¡Hola! —dice animado y alza la mano al entrar.
—Oh, cielos. —Me muerdo el labio inferior—. Tienes el vestido de ayer.
—Bueno, tenemos un trato y es el único que me diste —dice sin importancia.
Me levanto del sillón.
—Déjennos a solas —le ordeno a mis empleados.
Miry observa cómo se van, luego me mira cuando me le acerco.
—¿Pasó algo? —consulta.
—Nada en absoluto. —Toco las extensiones de su cabello rubio—. ¿Por qué eres tan lindo?
—Porque me comí un sapo en Navidad y era mágico.
Me carcajeo.
—¿Por qué siempre respondes cosas tan raras?
—Eso es fácil, porque soy raro. —Sonríe de manera amplia.
—Más bien divertido —lo corrijo.
—Nah, solo estoy algo loco, creo que perdí algún tornillo en el transcurso de los golpes de la vida, pero mejor, eso me mantiene sonriente.
—Interesante. —Lo observo de manera atenta, luego digo algo de la nada, cambiando de tema—. ¿Puedo hacerte un chupón?
—No.
—Qué mal.
—Al menos preguntaste, pero de todas formas traje este alfiler por las dudas. —Levanta una aguja—. Vi a unas chicas del bus comentar eso y me pareció muy buena idea para alejar a los acosadores.
—Eres un chismoso, me agrada.
—Todo lo que digo te agrada. —Me observa, extrañado—. Para mí que no estás escuchando bien.
—No, es que me perdí en tu bella apariencia, además, cuando sonríes... —Lo cual hace mucho—. Me distraigo todavía más.
—Quiero la copia de nuestro trato —cambia de tema.
—Me gustaría que vivieras en esta casa, me ahorraría muchas cosas —también hablo de otro asunto.
—Quiero la copia de nuestro trato —repite.
—Se la envié a un notario.
—Aún no la he visto por completo. —Entrecierra los ojos.
—Deberías quedarte en esta casa. —Yo también insisto con mi tema.
Enarca una ceja.
—¿Para qué o qué?
—Simple, para ahorrarnos lo de la ropa y que tu hermano no la critique.
—Yo me ocupo de mi hermano, tú solo manda lo que quieres que use y será problema resuelto.
—Me encanta, pues te lo tomas muy normal.
—Son payasadas sin sentido que no tienen nada que ver conmigo. —Mueve los hombros sin importancia—. No tienen por qué afectarme.
Alzo el puño.
—Al fin tendremos nuestra cita.
—Como sea —expresa manteniendo el poco interés.
Me río y muerdo el labio.
—Eres todo un reto.
—Eso ya lo dijiste.
Tomo su mano y me sigue.
—Vámonos ya.
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Hoy descubrimos que Exiel es más mafioso de lo que aparenta y que Ramir se comió un sapo en Navidad 😂
