13 - Milton: Corrompidos

101 18 5
                                    

Milton

Ha sido una cena estupenda, ojalá nunca acabara, pero los sueños tarde o temprano se terminan. Me levanto de mi asiento cuando el camarero ya está quitando los cubiertos y la bella Joselyn se prepara para irse. La acompaño hasta la puerta del restaurante, entonces se la abro. Una vez fuera, puede verse las luces que acompañan a la noche y oír los vehículos pasar en la calle. Nuestras miradas se cruzan, así que le sonrío.

—Te llevo a tu casa —ofrezco.

Hace una risilla, nerviosa.

—No hace falta.

—Insisto.

Pone un mechón detrás de su oreja.

—Mi hermano se enfadará —me aclara.

—Es peligroso salir sola por ahí, tu hermano comprenderá.

Observa hacia un costado.

—Tienes razón, lo es, pero...

—Solo te estoy llevando a tu casa. —Me aproximo a su rostro—. Juro que no intento nada más.

Sus mejillas se ruborizan.

—No podrías hacer nada, él te golpearía —se defiende.

Me alejo.

—Ya lo veremos. —Señalo el camino—. Ven, por aquí está mi auto.

Asiente y me sigue sin acotar nada más. Subimos a mi coche, sin embargo, el viaje transcurre en silencio. Igual no puedo pedir otra cosa, suficiente con que me haya aceptado la cita.

Una vez llegamos, estaciono cerca de la puerta, entonces bajamos del vehículo, pero antes de que ella pueda poner las llaves, apoyo mi mano en el marco, bloqueándole el paso y acortando la distancia entre nosotros.

—¿No vas a despedirte? —consulto.

—Un gusto haber cenado con usted, adiós. —Se inclina para que la deje pasar y se sobresalta cuando toco su mejilla, entonces me acerco a su rostro, así que acota algo más—. No me parece correcto.

—Pero me dijiste que te gusto.

—Bueno, sí, pero...

—¿Voy muy rápido? —Intento entender.

—No es eso.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —Nuestras narices se rozan.

—Es que...

Ya casi puedo sentir sus labios.

—¿Qué? —insisto.

—Que te voy a partir la cara en pedazos. —Se escucha abrir la puerta, así que veo a Exiel—. Aléjate de mi hermana. —Nos separa.

—¡¡Hermano, por favor!! —chilla mi acompañante.

—Deja, yo lo arreglo —la interrumpo—. ¿Cuál es tu problema conmigo?

El morocho entrecierra los ojos y aclara:

—Eres un homofóbico y ningún homófobo coquetea con mi hermana.

—Primero, ya no soy así, y segundo, solo la traje a casa, no tienes por qué enojarte, ¿acaso querías que viniera sola hasta aquí? Las calles son peligrosas a esta hora.

—No te creo nada.

—Hermano... —Vuelve a hablar Joselyn y se cruza de brazos—. ¿Nos estabas espiando?

—No, solo abrí la puerta justo a tiempo —dice molesto.

—¿A dónde vas?

—No te importa.

Muevo mi vista, entonces veo que está sosteniendo la muñeca de alguien, así que la reconozco enseguida, entonces intercedo, agarrándola, y sacando de la casa a la persona de la que sospecho.

—¡¡Ramir!! —lo reprendo—. ¡¿Qué haces vestido así?!

Él se ríe, nervioso.

—Hola, Milton —declara mi hermano.

—¿Qué estás haciendo? —me quejo—. ¡Deja esa estupidez!

—Él ya está grandecito. —Se pone en medio Exiel—. Y ya tenemos un acuerdo, así que no te metas.

Enarco una ceja.

—O sea, no me puedo liar con tu hermana, pero tú sí puedes corromper al mío, esto es patético.

Se queda pensativo ante mi acotación, así que pone una mano en su barbilla para responderme:

—Touché, igual sigue siendo distinto.

—A mí me parece que no —expreso indignado.

Agarro la muñeca de mi hermano y nos vamos de allí.

No voy a tolerar esto ni un minuto más. 

Creo que Exiel se quedó sin su cita 😂

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Creo que Exiel se quedó sin su cita 😂

Saludos, Vivi.

Milton y RamirWhere stories live. Discover now