Conoce a Ramir, está loquito, tanto que destruye un club disfrazado de mujer y luego el dueño, Exiel, lo obliga a pagar, convirtiéndolo en su pareja. Conoce a Milton, es el hermano de Ramir y un total conservador, se ha enamorado de la hermana de Ex...
Se abre el portón y mi empleado saca el auto del estacionamiento. Se detiene, baja de este, entonces me entrega las llaves, dejándome a solas con Josy. Ella se queda estupefacta observando el vehículo. Sé que se ve impresionante, es el nuevo modelo que salvará a la empresa, así que estoy orgulloso de este trabajo.
—Milton, te lo tenías bien guardado —declara mi prometida.
—¿Quieres dar un paseo? —Muevo el llavero entre mis dedos.
—¡No, hay que esperar a la presentación!
—Olvídate de eso, disfrutemos. —Le abro la puerta como todo un caballero—. Madame, ¿me hace el honor de acompañarme?
Hace una risilla, encantada, y luego se sube al coche.
—Es hermoso —opina, cuando me monto en el asiento del piloto.
—No solo es de calidad, también es económico y tiene la mejor ambientación. —Muevo las cejas y enciendo la pantalla, la cual pone música relajante, luego arranco el vehículo para comenzar a conducir—. Estoy seguro de que nos salvará de la banca rota.
—¿Cómo conseguiste tan buenos accesorios? —Toca todo.
Me río.
—Todavía tengo algunos contactos. —Giro el volante—. ¿Quieres ir al río? Cerca hay un lugar para comer.
Sonríe.
—Me encantaría.
En el transcurso del viaje, en el cual vamos un poco callados, Joselyn muestra una expresión de angustia, aunque no tengo idea del porqué. Decido interrogarla, pues falta para llegar a nuestro destino y creí que un paseo sería lo ideal, pero algo anda mal.
—Puedes contarme lo que quieras. ¿Qué pasa?
—Bueno, la verdad es... —Traga saliva—. Pensaba en tu estafador.
Sonrío.
—No te preocupes, ya descubriré al traidor y tendrá que rendirme cuentas.
Su cara empalidece.
—Bueno, pero espero que no seas tan severo con él. —Ríe, nerviosa.
—¿Lo dices por tu hermano? —Mantengo la vista al frente en el camino.
—Eh, uh, sí, supongo.
—Mejor dejémosle eso a la justicia, olvidémoslo por ahora. —La miro con una leve sonrisa y vuelvo mi vista al camino—. Aquí estamos para disfrutar, ignoremos un poco los problemas.
Asiente, entonces regresa el silencio y pongo mi concentración en las calles. Rato después, llegamos, así que estaciono frente al río. Observo el anillo que tiene en su dedo anular, luego le sonrío, girando mi vista hacia sus ojos.
—Siento que sea un anillo que salió de la nada, prometo comprarte uno cuando estemos mejor económicamente —le explico.
Sus mejillas se ruborizan, después me responde:
—No te preocupes, este está bien.
—Insisto. —Apoyo mi mano sobre la suya—. Mi futura esposa debe tener lo mejor.
—Entonces a cambio prometo cocinarte ricos pasteles.
—Acepto. —Acerco mi boca a la suya y nos damos un leve beso.
Se aleja un poco.
—Qué calor, iré a comprar una golosina.
Sale del vehículo, rápido, así que me río por su actuar tan adorable. De repente, su celular suena, se lo ha olvidado, pero cuando lo voy a agarrar, visualizo la pantalla y mi humor se esfuma. El malnacido de Johey la está llamando, ¿acaso se siguen viendo? Debió haberlo bloqueado, qué molesto.
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