16 - Ramir: Mafioso

73 14 5
                                    

Ramir

Muevo los pies mientras estoy sentado en la silla del restaurante, Exiel clava un raviol con su tenedor y luego se zampa esa porción de pasta. Mastica, traga y se me queda mirando. No deja de observarme en ningún momento. Antes de hablar, se termina relamiendo los labios.

—¿No comes? —Me roba un pedazo de mi plato.

—No tengo hambre.

Se limpia la boca con el repasador, luego me sonríe.

—¿Tienes vergüenza?

—No, ya almorcé —le aclaro.

—Entiendo. ¿Almuerzas temprano?

—No, solo me dio hambre y comí —digo tranquilo.

Se ríe.

—¿En serio no tienes vergüenza?

Miro para todas partes en el restaurante, observando a la gente que come, luego a mi pelo y mi ropa, después alzo la vista hacia él.

—Ya te dije. —Subo una de mis piernas a la silla—. Para humillaciones lo hago yo solo. —Hago una gran sonrisa—. No sé por qué piensas que me voy a apenar por esto. —Agarro un maní y lo mastico—. Si quieres vengarte porque rompí tu club, no investigaste en realidad sobre mí, así no funciono.

Vuelve a reír.

—¿Por qué crees que quiero humillarte o vengarme?

—Todo el tiempo estás preguntando si siento vergüenza, por cómo me visto, y la verdad, me da igual mi ropa. Ponme vestimenta de payaso y de todas formas no me afectará.

—No quiero burlarme de ti, solo quiero ver otras facetas tuyas.

—¿Deseas que te haga caras? —Pongo mis dedos índices en mis mejillas—. ¿Qué opinas?

Apoya el codo en la mesa, luego su mano en su cachete y se mantiene sonriente.

—A ver.

—Cara triste. —Hago puchero—. Cara sensual. —Cierro un ojo y me muerdo el costado del labio—. Y cara coqueta. —Apoyo ambas manos en mi gesto y revoloteo las pestañas.

—Me encanta. ¿Me das un beso?

—No. —Vuelvo a ponerme erguido y suelto mi rostro—. A menos que seas serio y me digas "sí, es cierto, estoy haciendo que pagues tu deuda como un prostituto". —Simulo su voz.

Se carcajea.

—¿En serio?

Asiento.

—Dijiste que sería tu acompañante y esos no andan fornicando, la palabra lo dice "acompañan".

—Buen punto, pero no quiero que seas mi prostituto, pues eso significa que no vas a enamorarte de mí.

—¿Sabes lo curioso de esto?

—A ver. —Mantiene la sonrisa.

—Que no hablas de enamorarte tú.

Su sonrisa se borra.

—Qué inteligente.

—Que siempre vaya actuando sin lógica, no significa que no piense. ¿Para qué quieres que me enamore de ti si no me vas a corresponder? —Enarco una ceja—. Ya tengo suficiente con un amor no correspondido como para que me agregues otro —le aclaro.

—Me gustas, pero tampoco exageremos, solo quiero divertirme contigo, y si te enamoras, estoy seguro de que me mostrarás más de ti, serás todavía más natural.

—Podemos ser amigos, los amigos tienen mucha confianza, y cuando esta crece, se exponen mucho más —le doy un ejemplo.

—No, Miry, los amigos no se toquetean.

—Los amigos con derechos sí —expreso muy tranquilo.

Se ríe.

—¿Y has tenido?

—Sí —digo sin dudar.

—¿Y cómo se llaman?

Entrecierro los ojos.

—No te voy a contar, das aires de ir a matarlos.

—Nah, mandaría asesinos a sueldo, yo no me ensucio las manos.

—Alto mafioso. 

 

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
Milton y RamirWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu