64 - Milton: Eterno

39 8 1
                                    

Milton

—Me sorprende la capacidad que ha tenido Miry para saber que ahora, descubrirías lo de la estafa y te enojarías con mi hermana.

Furioso, no expresa lo suficiente el sentimiento que me produce esta sensación. Me tiro en dirección a Exiel, el cual se burla de mí y mantiene su sonrisa, incluso aunque lo agarro de la ropa con mucha ira.

¿Cómo se atreve...? ¡¿CÓMO SE ATREVE A SECUESTRARNOS A TODOS Y METERNOS EN ESTE CRUCERO SIN NI UN PERMISO?!

—Te va a matar —opina Ramir, luego levanta la mano—. ¡Pero fue mi idea!

—¡¡Ramir!! —grito, frustrado—. ¡¡No puedes llevarte a la gente sin su consentimiento!!

Sonríe.

—Tengo malas influencias. —Es probable que se refiera a Exiel.

—¿No estaban peleados? —Refunfuño.

—Sí, pero lo reconquisté, gracias a que lo secuestré —comenta Exiel—. Y ahora haremos lo mismo con ustedes.

—Her... hermano —murmura Joselyn, hablando por primera vez, luego de todo este alboroto—. ¿No era que no nos querías juntos?

—No, pero tengo que hacer feliz a Miry, y él dice que lo será si ustedes se arreglan, así que cumplo con mi deber.

—¡¡Ramir!! —me quejo otra vez—. ¡¿EN QUÉ ESTÁS PENSANDO?!

—No sé —responde mi hermano y mueve los hombros sin importancia—. Ahora es problema de ustedes, yo tengo que seguir la ceremonia rara que tengo con Exiel. Él cumple, yo cumplo.

—¡¿DE QUÉ CEREMONIA ESTÁS HABLANDO?!

—Cosas de pareja. —Exiel toma la muñeca de mi hermano—. Si nos disculpan, tenemos asuntos que terminar, ahora el problema es de ustedes.

Me quedo tildado, viendo como se retiran, luego observo a Joselyn, así que ella se sobresalta. No hemos hablado desde que me confesó lo de la estafa, es que no he sabido qué responder, por lo tanto, he callado. Tengo razón en enfadarme, pero ya hemos pasado por tantas cosas, por lo cual no puedo ni pensar.

—Si no quieres perdonarme está bien —murmura Josy, triste, y mirando hacia el suelo—. Yo... me lo merezco.

—Seguro pensabas que era un patán.

Se estremece, pero no levanta la vista.

—Yo... —Se avergüenza, sonrojándose—. En el fondo, pensaba que no ibas a cambiar ni mejorar, tenía rabia y miedo, pero más hacia mí, así que quise herirte, incluso aunque todavía no me habías hecho nada.

Suspiro.

—Supongo que me lo merecía.

Sonríe, pero mantiene la vista en el suelo.

—En ese momento, no creo.

—Las malas influencias de Exiel.

Al fin gira su visión a mirarme, alzando la cabeza.

—Perdóname.

—Tú me perdonaste por mis estupideces, creo que estamos a mano.

—Pero estás enojado. —Hace puchero—. No me hablas.

—Es normal, es la frustración, pero no quiero dejarte. —Acaricio su barbilla.

—No me dejes.

—No lo haré.

Nuestras bocas se aproximan, entonces nos damos un pequeño beso.

—¿Viste? No necesitábamos un crucero, solo hablar. —Se ríe.

—Quizás. —Le doy otro beso—. Aunque el ambiente ayuda. —La agarro de la cintura.

—Sí.

Nos volvemos a besar, y si quedaba alguna mala sensación, ya se ha disipado o volado muy lejos. Aunque en un principio me negué, Joselyn, definitivamente, es la mujer para mí. Me gusta bastante, no la cambiaría por nada. No podemos enfadarnos el uno con el otro, pues este amor es más fuerte que cualquier prueba que la vida nos dé. Estamos listos para que este sentimiento sea eterno.

 Estamos listos para que este sentimiento sea eterno

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Milton y RamirWhere stories live. Discover now