[54] - Joselyn: Tradicional

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Joselyn

Una cita con Milton en su casa. La última vez que estuve aquí, fue un poco incómodo y doloroso, pero ya no tengo nada que temer. Ahora él es mi prometido y me ha aceptado como soy.

Milton prepara el té mientras lo espero. Camino por la casa, mirando los cuadros. Llego a la habitación, entonces me adentro a esta, pensativa. No debí hacerlo, pero es más fuerte que yo la situación.

"Y pensar que son falsos".

"Lo ocultabas con tu chaqueta larga. La verdad siempre sale a la luz".

"Que te hable en femenino no cambia lo que eres".

Tantas palabras hirientes en una sola cama. Recuerdos que duelen, los cuales no puedo evitar. No debí haber entrado a este cuarto.

—¿Josy? —Milton viene a la habitación con una taza de té y cuando ve mi estado, apoya el recipiente en el mueble—. ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?

Me refriego los ojos para limpiar mis lágrimas.

—Estoy bien, quizás deba...

—Lo siento —se disculpa, afligido—. Debí haberte invitado a otro lugar.

—¡No, está bien! —Me sobresalto—. Es la cama, habría que venderla o cambiarla de sitio.

—Lamento mucho haberte traído de nuevo al lugar en el que te maltraté y discriminé. —Se me aproxima, me agarra de la cintura, luego mi mejilla—. Perdóname, tiraré el colchón de ser necesario.

—Pero si vamos a casarnos... —Mis mejillas arden—. Tenemos que tener uno.

—Claro, nuestra primera vez tendrá uno, pero no este, lo prometo.

—Milton... —Hago una pausa—. ¿Entonces seguiremos con el plan de esperar a la noche de bodas?

—Sí, de hecho, de eso es lo que quería hablarte. —Agarra el té de la mesita y apoya su mano en mi espalda—. Vamos a la cocina a hablar.

—Sí. —Asiento.

Lo sigo y llegamos al comedor. Nos sentamos en las sillas, entonces tomamos nuestros tés. Está calentito a pesar de que me tardé en beberlo.

Qué rico.

—¿Cuándo quieres casarte? —pregunta Milton de repente.

Ah, tengo calor en mis mejillas otra vez.

—Yo... yo... no sé. —Miro mi taza—. Nunca pensé que íbamos tan en serio.

—Vamos muy en serio —repite.

Trago saliva.

—Yo... bueno, no lo pensé, una boda es muy complicada.

—¿Quieres vivir aquí luego de la boda? —consulta—. No tengo otro lugar que ofrecer, pero prometo crear mejores recuerdos que aquellos discriminatorios. —Acaricia mi mano un momento y me sonríe, así que hago lo mismo.

—Sí, está bien para mí. —Me quedo analizando antes de continuar—. ¿Eso es todo lo que querías decirme? O sea, esperaremos, de forma tradicional —vuelvo al tema por el cual me senté aquí.

—Sí. —Asiente—. A menos que...

Me sonrojo, nerviosa.

—No, está bien, yo puedo esperar, no quiero presionarte.

—Yo tampoco quiero presionarte a ti —aclara.

¿A mí? Para nada, puedes empotrarme cuando quieras.

—Yo... no tengo problema con eso, capaz lo notaste cuando... —Miro la habitación—. Estuvimos ahí, en esa situación incómoda.

—Me planteé no poner etiquetas a esto, así que... siento si hablo incorrectamente, pero... ¿Prefieres hacer esto antes o después de operarte? Es tu decisión, a mí solo me gustas tú, no importa lo demás.

Mis mejillas queman.

—Milton, yo quiero... seguir tu plan.

—¿Mi plan? —Queda confundido.

—Sí, ya sabes, eso de ser tradicional y tal, prefiero operarme y luego casarme, así tener mi primera vez contigo, bien chapado a la antigua. —Me río—. Lo admito, soy bastante lujuriosa, pero la fantasía de la que hablamos hace tiempo, sigue ahí. Yo quiero prepararte ese pastel y luego que me hagas tuya. —Me muerdo el labio.

Toma mi mano y besa el dorso.

—Cumpliré todos sus deseos, querida mía.

—Cumpliré todos sus deseos, querida mía

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