Capítulo 22

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No fue la luz del sol lo que me despertó, tampoco fue el despertador, sino una enredadera de voces lejanas.

Me froté los ojos con las palmas de mis manos y lentamente mi oído se fue despertando, dejándome escuchar más claramente. Afuera de mi habitación (Probablemente en la sala) se escuchaba una agitada discusión, reconocí rápidamente las voces: Valeria y su madre. 

Gruñí levantándome, mis músculos dolían por todos lados, como si hubiera hecho mucho ejercicio sin descanso y no hubiera estirado después. Mi mente viajó, rápidamente, al día anterior, y quise meterme entre las sábanas y dormir un poco más.

Ayer, en el departamento de Alan, en su habitación, yo le había contado todo. Desde la noche del asesinato hasta el último incidente ese día. Él había escuchado sin interrumpir, estaba tan tranquilo que pensé que no me creería, pero lo hizo... o al menos, eso fue lo que dijo.

Si hay alguien detrás de ti, yo lo haré desaparecer... era una promesa tan pesada y profunda que hacía preguntarme ¿Cómo lo haría?

Alan Dankworth era alguien tan misterioso, que guardaba tantas cosas detrás de esos brillantes ojos azules, pero debo admitir que esa era unas de las cosas que más me atraían de él.

—Voy a encontrar a quien sea que esté detrás de esto Dijo él. Sus ojos se habían tornado más oscuros, casi salvajes.

¿Cómo? Le pregunté.

Y mientras más me acercaba a las profundidades de la vida de Alan, todo parecía volverse más y más oscuro. Pensé, entonces, en todo lo que se decía de él.

Alan había prometido decirme todo lo que yo quisiera saber, siempre y cuando le diera tiempo, ¿Para qué? No lo sé ¿Cuánto tiempo? Tampoco lo sabía. Lo único que me quedaba era esperar y confiar en él. Y yo confiaba en él, cualquiera pensaría que soy una estúpida después de todo lo que dijo, pero yo confiaba y quería que el mundo estuviera equivocado sobre él. Tal vez eso era señal de lo inevitable, de aquello que he estado sospechando: Estaba enamorándome de Alan Dankworth.

Empujando todos esos pensamientos hacia lo más profundo de mi subconsciente, caminé hacia la sala. Me detuve al pie de las escaleras, y vi la situación desde ahí arriba.

Lo primero que encontré fue a Valeria, aún en pijama, caminando de un lado a otro hablando muy rápido, obviamente estaba más inquieta de lo normal. A unos pasos de ella, estaba su madre muy tranquila viendo el berrinche de su hija, Jason estaba a su lado, desde mi lugar él parecía estar aguantando una sonrisa.

— ¡No puedo creer que estés haciéndome esto, madre! —Exclamó con su voz un poco más chillona — ¡¿Acaso quieres acabar con mi vida?! ¡¿Es eso?! ¡¡No puedo creerlo!! —Empecé a bajar las escaleras y cuando ella me vio, corrió hacia mí — ¡Liz! ¡Mi salvación! Ven, ¡debo salir de aquí!

Val empezó a arrastrarme hacia la salida, pero la detuve— ¿Qué sucede? —pregunté mirando a Valeria y luego a su madre,  ésta última me miró con una expresión de "ya sabes cómo es ella"

—Será mejor que vayas con ella —Habló la Sra. Jones con la expresión medio tranquila y medio preocupada —Necesita tiempo para asimilar la noticia...

— ¡No necesito asimilar nada! —La cortó Valeria —Solo necesito irme.

Ella apretó un poco demasiado fuerte mi brazo y volvió a arrastrarme hacia la salida y cuando estaba tomando el picaporte, la detuve de nuevo.

—Espera —dije, ella me miró exasperada.

— ¡¿AHORA QUÉ?!

—Aún estás en pijama —dije señalando su ropa. Valeria bajó la mirada hacia su ropa y resopló.

DispárameWhere stories live. Discover now