Capítulo 27

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Jason se encontraba a unos metros delante de nosotros, no tan cerca como para vernos, ni tan lejos como para no verlo a él. Los faroles en cada cuadra alumbraban lo suficiente como para poder conducir peligrosamente sin luces encendidas.

—De acuerdo, vamos de nuevo —habló Kevin desde el asiento de atrás, él se había inclinado lo suficientemente adelante como para poder sentarse entre Alan y yo —se supone que vamos a espiar al novio de la madre de Val para... ¿Qué?

—Porque él podría ser un psicópata y nosotras sus víctimas —Valeria se inclinó también hacia adelante para quedar hombro contra hombro con Kevin.

—Bueno, tal vez eso es un poco exagerado —dije de inmediato.

—¡Oh por favor! Dijiste que encontraste papeles con tu nombre y el de Alan.

—Sí, pero no pensé...

—Él podría ser tu atacante, Liz.

Suspiré. No era el momento para hablar a fondo de eso, si lo hacía, probablemente me arrepentiría de seguir a Jason.

—Como sea —dije quitándole importancia —. Yo aún me sigo preguntando qué hacían ustedes dos ahí afuera.

Kevin sonrió y miró a Val a su lado. Ella suspiró pesadamente.

—Te lo habría dicho antes, pero nuestra conversación siempre terminaba interrumpida —comenzó —. Tal vez... —se detuvo como eligiendo bien sus palabras —tal vez decidí tropezar con la misma piedra de nuevo.

Fruncí el seño —¿Eso quiere decir que...?

—Sí, "volver" es "tropezar" y Kevin es "la piedra".

—¿Debería alegrarme porque al fin lo admites? ¿U ofenderme porque soy "la piedra"? —dijo Kevin mirando a Val. Ella sonrió.

—Alégrate —dijo —eres una piedra muy sexy.

Él se inclino para besar sus labios y yo sonreí por ellos, volviendo mi vista al frente, sintiendo como si estuviera interrumpiendo un momento privado. Noté de inmediato que las luces de los faroles habían disminuido de forma alarmante, tiñendo las calles de negro.

—Deberías encender las luces —dije, y miré a Alan. Él era una máscara inmutable, carente de emociones. No me había dado cuenta antes, pero él no había hablado desde que nos alejamos de la casa de Val, mantenía su mirada fija en el auto de Jason y parecía inmerso en sus pensamientos.

—No —dijo —podría vernos.

Subí las cejas —Podríamos estrellarnos.

—No te preocupes, no pasará —aseguró con una completa calma en su voz.

—Pero...

—Hazle caso, Liz —habló Kevin —. Alan es un experto en conducir a oscuras.

—Eso es cierto —concordó Alan y su voz pareció más divertida —ya casi termino de desarrollar mi vista infrarroja.

—Espero que tengas razón.

—¡Miren! —exclamó Valeria —está disminuyendo la velocidad.

Era cierto, el auto de Jason parecía ir más lento, iba a detenerse.

Se detuvo justo en una esquina, y nosotros nos detuvimos bajo la sombra de un árbol, unos metros detrás. En la esquina, una mancha se movió, luego me di cuenta que era una persona. Un hombre robusto y alto.

La puerta del auto se abrió y el hombre entró.

—Dime que no vinimos aquí solo para ver al novio de tu madre tener una "aventura" con otro hombre —susurró Kevin de manera irónica. Val rió.

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