Capítulo 12

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En el almuerzo, Valeria comía su comida nutritiva, igual que siempre. Yo había decidido comer una hamburguesa y una coca-cola, igual que siempre. Jared llegó a nuestra mesa con lo que parecía puré de papas, salsa, y un jugo de naranja.

—¿Qué sucede Val? ¿Estás contándole a todo el mundo sobre la maravillosa noticia? —Dijo él burlonamente cuando vio a Valeria tan metida en la pantalla de su celular. Ella emitió un "Aaaghh" muy exagerado.

—¿Qué noticia? —pregunté, sintiéndome fuera de esa breve conversación.

—¡La peor noticia del mundo! —exclamó ella dejando el celular en la mesa —. A mi querida madre se le ocurrió la maravillosa idea, y cuando digo maravillosa en realidad quiero decir horrorosa idea, de invitar a Jason a quedarse en nuestra casa.

—¿En serio? —recordé la expresión fría de Jason y me recorrió un escalofrío por la columna vertebral —¿Por qué?

—No lo sé, no sé en qué estaba pensando mi madre al invitarlo —Valeria clavó un tenedor en su ensalada y la revolvió. Cada vez que ella se sentía enojada no podía dejar las manos quietas —. El tipo le dijo que habían embargado su casa y mi madre dijo "Oh, ¿por qué no vienes a vivir con nostras?"

—Cálmate, Val —dijo Jared tranquilamente tomando un sorbo de su jugo —. Eso no puede ser tan malo.

—Ah, ¿en serio? ¿Qué tal si intenta matarme mientras duermo? ¿Y si pone veneno de ratas en la comida? O peor, ¿qué tal si...?

Jared soltó una risa y Valeria parecía querer clavarle su tenedor en lugares muy dolorosos.

—Val, creo que has estado viendo mucho Investigation Discovery.

—De acuerdo, sigue riendo, pero cuando me encuentren ahogada en la bañera, será tu culpa.

Jared volvió a reír y yo no pude evitar reír también. Estaba de acuerdo con que el novio de la madre de Val era muy extraño, pero ella tenía una imaginación muy creativa y un poquito psicópata.

***

Cuando llegué a casa, mi madre estaba sentada en el sofá mirando televisión. Estaban pasando una de sus novelas románticas preferidas.

—Hola, mamá.

—Lizzy ¿cómo te fue? —Ella bajó el volumen de la televisión y me miró.

—Bien —dije caminando hacia la cocina —igual que siempre.

Busqué un poco de jugo y una porción de tarta de manzana que había hecho mamá hace unos días. Cuándo voltee vi que ella había entrado detrás de mí, se apoyó en la mesa y parecía querer decir algo. Tenía la misma expresión que tuvo cuando mi conejo murió mientras yo estaba en un campamento, era una expresión que yo asociaba con las malas noticias. Su mirada estaba en el suelo, tenía los labios apretados y sus cejas hacia abajo.

—¿Qué sucede? —dije al ver que ella no empezaba a hablar.

—Debo decirte algo —comenzó, asentí y esperé que siguiera —Tal vez, en unas semanas deba hacer un viaje de trabajo.

Ella parecía culpable. Puedo asegurar que se sentía culpable. Mi madre odiaba tener que dejarme sola mucho tiempo.

Después de la muerte de mi padre, mi mamá se encerró en su dolor y yo también, pasaron varias cosas luego. Me sentía muy sola. Cada día comíamos en silencio en una gran mesa donde sobraban dos asientos, después de eso ella se encerraba en su habitación y yo en la mía. A pesar de hacerse la fuerte frente a mí, yo la escuchaba sollozar en su habitación cada noche. Afortunadamente mamá se dio cuenta de que después de todo, había que seguir adelante. Y por suerte, yo también me di cuenta antes de que mi soledad me consumiera por completo. Desde entonces ella intentaba nunca dejarme sola. Aún tiene miedo de que vuelva a intentar algo estúpido... no la culpo, yo también tengo miedo de eso.

DispárameWhere stories live. Discover now