Capítulo 4

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—De acuerdo, cálmate —dijo Valeria, mi expresión debía de ser muy mala como para que ella me dijera eso —sé que es impactante, pero esas cosas pasan mucho por aquí.

Quise decir algo, quise actuar normal, pero como siempre las palabras fallaron. Había tenido la esperanza de que todo lo que había visto anoche hubiera sido producto del alcohol y mi maravillosa imaginación, pero ahora no había dudas de que todo había sido real. El encapuchado matando a un hombre había sido real, lo que me lleva a preguntarme si él me vio, recuerdo perfectamente que había volteado hacia mí.

—En serio —continuó Valeria —nosotras estamos bien y eso es lo que importa ahora.

Asentí y me obligué a quitar la expresión de espanto que seguramente tenía. Metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo para parecer más despreocupada y, entonces, sentí algo entre mis dedos, lo saqué, era un pedazo de papel doblado por la mitad, lo desdoblé y vi siete números escritos. Alan, fue mi primer pensamiento.

—¿Qué es eso? —Valeria se acercó para ver mejor lo que tenía entre mis dedos —¿Un número telefónico?

—Creo que es de Alan.

Valeria sonrió abiertamente como si me hubiera descubierto haciendo alguna travesura.

—Así que aceptaste su número telefónico. Y luego dices que no quieres salir con él.

—No lo acepté, estoy bastante segura de que él lo puso en mi bolsillo... y no quiero salir con él.

—Seguro que no —dijo con su típico sarcasmo —¿y bien? Llámale.

—No lo haré.

—¿Por qué no?

—¿Por qué lo haría?

Sonreí, sabía que la había dejado sin palabras. Val suspiró y le dio otro sorbo a su lata de Pepsi.

—Como quieras. ¿A qué hora es nuestra cita de tres personas?

Abrí la boca para responder, pero la volví a cerrar cuando me di cuenta de que no lo sabía.

—¿No te lo dijo?

—No, él solo dijo "esta noche"

—Perfecto, esa es una buena excusa para llamarlo.

—Val... —comencé pero su mirada me dijo que ella no cedería, era inútil discutir, así que tomé mi celular y empecé a marcar.

Un timbrazo... dos timbrazos... y atendió.

—Hola.

—Soy yo —dije y casi pude escuchar la estúpida sonrisa engreída de Alan. Valeria me hizo una seña para que pusiera en altavoz y eso hice.

—No esperaba que llamaras tan pronto, sabía que llamarías, pero no creí que estuvieras tan desesperada por oír mi voz.

—Idiota —murmuré, él rió —no me dijiste a qué hora es lo de esta noche.

—Lo sé —se escuchó el sonido de un motor rugiendo y luego volvió a hablar —esperaba que lo averiguaras tú misma.

—Así que ya sabías que llamaría.

—Claro que sí —dijo, su voz sonaba divertida —. En el fondo estás emocionada por lo de esta noche.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Si no lo estuvieras simplemente no hubieras llamado —estaba a punto de hablar y decir que tendría que llamar de todas formas para saber el horario, pero él habló primero —. Hubieras usado el hecho no saber el horario como una excusa para no ir a nuestra cita.

DispárameWhere stories live. Discover now