Capítulo 11

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—¿Desde cuándo haces esto? —pregunté subiéndome al espectacular Lamborghini naranja. Cuando Alan por fin decidió llevarme a casa, mi reloj de muñeca marcaba las tres y treinta y cinco. Él rodeó el auto y se sentó detrás del volante.

Después de la agitada carrera, todos nos habían rodeado felicitando a Alan, y el dinero corría de mano en mano. Tuve que mirarme en el espejo retrovisor, mi cabello era un desastre por el viento. Matt no se veía nada contento, era obvio que él y el chico a mi lado tenían una rivalidad desde hace mucho tiempo. Jenn también nos dedicó una mirada agria, sonreí inocentemente cuando nuestros ojos se cruzaron, ella era una perra.

—Aprendí a conducir a los quince —respondió él y arrancó —luego conocí a Tyler, y ya te imaginarás el resto.

A los quince. Recordé lo que mamá dijo sobre que él parecía mayor.

—¿Cuántos años tienes?

—Dieciocho.

Ciertamente era mayor, pero solo por un año. Eso significaba que hacía esto desde hace tres años.

—Y ¿por qué carreras clandestinas? —pregunté, Alan parecía ser el chico que tenía todo lo que pedía, obviamente tenía el dinero suficiente como para tener un vehículo diferente cada día —podrías participar en carreras... ya sabes, legales.

Él sonrió y me miró de reojo.

—Y ¿dónde estaría la emoción en eso?

Sonreí porque él tenía razón, la emoción que tuve esta noche, no la había tenido en toda mi vida. Nunca me había sentido tan viva.

Él volvió la vista al frente. Las siguientes palabras salieron sin mi autorización.

—¿Por qué dijiste que yo era tu novia? —dije y miré hacia la ventana por dos razones: para parecer desinteresada y para que él no viera mi sonrojo.

—Por la misma razón por la que tú no dijiste lo contrario. Serías un blanco fácil para todos esos idiotas.

—Sé cuidarme sola —dije un poco ofendida por su comentario. ¿Yo sería un blanco fácil? Claro que sí, pero mi orgullo no iba a admitir eso. Sus labios formaron una sonrisa contenida.

—Claro que sí —dijo, pero pude reconocer el sarcasmo en su voz —. Pero no hablaba en serio. No te preocupes, no tengo interés en que seas mi novia —su voz sonó neutral al decir eso, me sentí entre ofendida y decepcionada. Sonrió un poco de lado y el aire tenso se aligeró —. Lamento herir tus sentimientos.

Rodé los ojos.

—Descuida, mis sentimientos son demasiado fuertes como para que los hieras, Dankworth.

Revisé mi celular un par de veces para comprobar que no había ninguna llamada perdida de mamá, eso era bueno, significaba que ella no tenía idea de que me había fugado, ese pensamiento llevaba una cantidad insana de emoción a todo mi cuerpo. Así que así se siente escaparse de casa, pensé, debí haber hecho esto antes, debí haberlo hecho cuando mamá no me dejaba salir con mis amigos. La verdad es que nunca me había atrevido, Alan tenía razón... yo era una nena de mamá.

—Necesito aprender a conducir —dije en voz alta para mí misma. No lo había notado antes, pero la mayoría de los chicos que conozco tenían auto, Val tenía auto, Alan y Kevin también, probablemente Jared también... ahora me sentía un poco avergonzada. Una vez, Valeria había intentado enseñarme a conducir, pero eso no salió muy bien, desde entonces nunca más quiso prestarme su auto para intentarlo —. Y, tal vez, puedas enseñarme —sugerí. Alan sonrió de lado y encaró una ceja mirándome con el rabillo del ojo.

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