Capítulo 5

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Exactamente a las una y media de la mañana, abrí sigilosamente la puerta del departamento. Estaba caminando descalza, mis zapatos estaban en mis manos, así haría menos ruido al andar. Mientras caminaba a mi habitación, vi que la habitación de mi madre aún tenía luz, había dos posibilidades: o ella aún estaba despierta o se había dormido con la luz encendida, decidí no averiguarlo y me metí en mi habitación.

Muy bien, fue demasiado por una noche, me dije a mí misma. Las cosas no se habían puesto más raras luego de la conversación con la chica borracha, finalmente ella había soltado mi muñeca y yo resistí mis ganas de correr hacia la salida. Esa había sido la conversación más rara que he tenido en toda mi vida.

A pesar de que Alan no había intentado besarme de nuevo... de acuerdo, él no quería besarme, me recordé, él solo trataba de intimidarme... y lo logró. A pesar de que Alan no volvió a invadir mi espacio personal y actuó como si nada hubiera pasado, cuando estaba cerca me sentía un poco más nerviosa ¡Dios santo! No nos besamos ni nada de eso, él no debería ponerme nerviosa. Pero aquí, en mi habitación completamente silenciosa, pienso que tal vez no me sentía nerviosa porque él intentó besarme, sino por lo que dijo la chica: "él podría destruir tu corazón". Sacudí la cabeza levemente, seguramente ella era alguna ex-novia despechada o algo así. De todas formas ¿Por qué, siquiera, estoy pensando en eso?

Por otro lado, Kevin y Valeria habían pasado una gran cantidad de tiempo solos, en algún lugar y haciendo quién sabe qué. Ella me debía una gran explicación.

Ya casi eran las dos de la mañana, lo único que pude hacer fue arrastrarme hacia la cama y dormir.

***

Desperté temprano, mi cuerpo tenía un despertador interno, por lo que despertar temprano era algo común para mí. Hoy es sábado, recordé al sentir un ligero aroma a panqueques recién hechos, mi madre hoy trabajaba desde las cinco de la tarde, eso era más de que lo que estaba acostumbraba.

Me levanté y me miré al espejo, decidí que no quería cambiarme el pijama, hoy no pensaba salir a ningún lado. En la cocina encontré a mamá haciendo un jugo de naranja, los panqueques estaban sobre la mesa esperando ser comidos.

—Hola —mi voz sonó ronca.

—Buenos días —dijo mamá, ella me miró sobre su hombro y sonrió.

Me senté frente a un plato vacío en la mesa y me serví un par de panqueques, normalmente mamá nunca estaba en casa y yo debía conformarme con comida recalentada, otras veces ella llegaba tarde y traía comida rápida. Nunca me quejé porque la verdad no me desagradaba del todo la idea de quedarme sola toda la tarde, me gusta mi espacio, pero admito que extrañaba la comida hecha por mamá. Mi madre es una gran cocinera, muy diferente de mí, definitivamente la cocina no es lo mío.

Mamá llevó la jarra de jugo hasta la mesa y se sentó frente a mí.

—Entonces —dijo sirviendo un poco de jugo en su vaso —¿qué tal estuvo la salida de anoche?

Mi memoria viajó directamente a la escena entre Alan y yo, y luego hacia la conversación con la chica. Estuvo extraña, muy extraña.

—Bien.

—¿Solo bien?

—... Muy bien —sugerí. Levanté la vista y la encontré mirándome desconfiada, su intuición de madre jamás fallaba.

—Aún tengo la intención de conocer a esos amigos tuyos.

Rodé los ojos.

—Mamá, en serio...

DispárameWhere stories live. Discover now