Capítulo 4

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Severus no estaba de muy buen humor cuando irrumpió en la habitación de Harry a la mañana siguiente.

-Recuérdame que haga que los duendes me pongan una llave en los pabellones cuando lleguemos a Gringotts-, gruñó.

-Creí que habías dicho que era más seguro si no había nadie con llave-. dijo Harry.

-Sí, bueno, al parecer me equivoqué-, siseó Severus. -Mientras daba la vuelta por tu entrada me fijé en una mujer llamada Arabella Figg. La oblivié rápidamente por si acaso me veía, así que no creo que haya ningún problema, pero será más seguro si puedo aparecerme directamente en tu habitación, por si acaso-.

-¿Cuál es el problema con que la Sra. Figg te vea aquí?- preguntó Harry.

-Arabella Figg es una squib, una bruja que no puede acceder a su magia, y es una de las siervas de Dumbledore. Si me ve entrar y salir de esta casa, puedes estar seguro de que se lo dirá a Dumbledore. ¿Sabes cuánto tiempo lleva viviendo aquí?-.

-Desde que tengo memoria-, respondió Harry. -Incluso solía cuidarme. ¿Crees que los Dursley sabían que era bruja?-.

-Lo dudo. Conozco la opinión de tu tía sobre todo lo relacionado con la magia y no me la imagino relacionándose de buen grado con una bruja, aunque no supiera hacer hechizos de verdad-.

-Bueno, supongo que es una traición menos-, murmuró Harry. -Me gustaba la señora Figg, sobre todo porque a veces me curaba si tenía alguna herida cuando iba por allí y a veces me daba una manzana si me gruñía el estómago-.

-Así que Dumbledore definitivamente sabía de tus abusos-, se enfadó Severus, -lo que significa que definitivamente es mejor mantenerlo en la oscuridad acerca de tus mejores condiciones de vida. También informaremos a los duendes cuando lleguemos a Gringotts. Ahora sólo tengo que averiguar cómo salir de la casa sin que me descubran-.

-Si quieres, te presto mi capa de invisibilidad-, sugirió Harry.

-¿Qué capa de invisibilidad?- espetó Severus.

-La de mi padre. Dumbledore me la regaló por Navidad-.

Severus se frotó la cabeza como si intentara aliviar un dolor de cabeza. -Sólo Albus Dumbledore pensaría que era buena idea regalarle a un niño de once años una capa de invisibilidad. Supongo que tú también le diste bastante uso el año pasado-.

-Sí-, sonrió Harry, -dudo que hubiéramos sido capaces de averiguarlo todo sin ella-.

-¿Y habría cambiado algo?- Cuestionó Severus, -¿habría ganado el señor tenebroso si no hubieras estado allí?-.

-Pues no lo creo, no-, respondió Harry. -Cuando estaba en el ala del hospital, Dumbledore dijo que la piedra filosofal solo podía encontrarla alguien que quisiera encontrarla, pero no usarla, así que, a menos que estuviera mintiendo, no hay forma de que Vol, quiero decir, el señor oscuro, pudiera haberla conseguido-.

-Bien-, Severus suspiró, -definitivamente vamos a tener una discusión franca sobre lo que pasó el año pasado en algún momento pero por ahora vas a depositar tu capa en el banco cuando lleguemos ya que claramente sólo te animará a romper las reglas si la tienes-. La cara de Harry se descompuso pero Severus lo detuvo antes de que pudiera quejarse. -No desaparecerá para siempre y lo único que tendrías que hacer sería enviar un mensaje a Gringotts para que te la devolvieran en un día. No discutiré contigo sobre este punto, Potter, e incluso me negaré a firmar el acuerdo de esponsales si no lo haces-.

-Pero pensé que eso te beneficiaría tanto como a mí-. preguntó Harry.

Severus suspiró. -Sí, el señorío sería muy útil, pero mi juramento de mantenerte a salvo es más importante y hay pocas cosas a las que no renunciaría para conseguirlo-.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now