Capítulo 17

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El tren de vuelta a Londres había sido increíblemente bullicioso y Harry estaba triste por habérselo perdido el año anterior. Quizá ayudara el hecho de que los Weasley se hubieran quedado en Hogwarts. Al parecer, sus padres habían ido a visitar a otro de sus hijos a Rumanía durante las vacaciones. Ron y Hermione parecían un poco disgustados por el hecho de que Harry no se quedara con ellos y habían intentado que borrara su nombre de la lista, acosándolo hasta que les enseñó la carta que Vernon le había escrito pidiéndole que volviera a casa para las vacaciones, momento en el que habían cedido a regañadientes.

Sin embargo, los gemelos estaban contentos. Las cosas para hacer pociones que Harry había pedido habían llegado y habían encontrado un cuarto de baño en desuso que sería perfecto para experimentar con productos para una tienda de bromas que querían montar. Harry había estado encantado de conseguirles el material e incluso había dicho que aceptaría una parte del futuro negocio como pago, pero los gemelos se habían negado alegando que por el momento era poco más que una idea y, aunque estarían encantados de discutir las opciones de inversión con Harry una vez que tuvieran un plan de negocio, no querían ser acusados de desplumarle si intentaban coger su dinero antes de eso. No disponían de capital, pero le habían dado a Harry el mapa de los merodeadores, para que lo utilizara si quería ir de paseo ahora que su capa estaba en el banco, sobre todo porque ya habían memorizado todos los pasadizos secretos. Harry había aceptado encantado e incluso les había mantenido informados cuando se lo pidieron, así que, por el momento, todos estaban contentos con el trato, más ahora que Harry les había dejado el mapa a los gemelos durante las vacaciones para que pudieran ponerse manos a la obra con sus experimentos.

Harry se encontró charlando con Neville durante la mayor parte del viaje. Había empezado a disfrutar de verdad del tranquilo apoyo que le daba su compañero Gryffindor, aunque a veces le preocupaban un poco las cosas que oía. Neville siempre se apresuraba a insistir en que su familia lo quería y se preocupaba por él, pero Harry tenía pocas pruebas de ello por lo que oía sobre la vida familiar del chico. Parecía haber muy poco amor, cuidado o atención hacia su compañero de dormitorio, algo de lo que Harry no se habría dado cuenta de no haber sido por el tiempo que pasó con Severus y los Malfoys durante el verano, y se encontró deseando que hubiera algo que pudiera hacer por el chico sin arriesgarse a que su secreto saliera a la luz. En cualquier caso, era algo en lo que pensar durante las dos semanas siguientes.

Atravesaron juntos la barrera mágica y Harry se volvió hacia la parada de taxis.

-¿Adónde vas?- preguntó Neville, confundido.

-Oh, he quedado en que me recogieran más tarde, así que he pensado en ir a Diagon a hacer unas compras mientras esperaba-, sonrió Harry.

-En una de esas cosas-, olfateó una anciana, con un atuendo muy distinto, que Harry supuso que era la abuela de Neville.

-Sí señora-, Harry sonrió, -pero estaré bien, la gente los usa todo el tiempo. Por cierto, Neville, la ayudante de mi tía a veces tiene negocios en Londres, así que quizá pueda ir durante las vacaciones si te apetece quedar en algún momento-.

-Eh, claro, Harry-, Neville frunció un poco el ceño pero asintió de todos modos. -Normalmente no tenemos mucho planeado, ¿verdad, abuela?, así que no debería ser un problema-.

-Siempre podemos programar otra visita para ese día también-, dijo la anciana, -estoy segura de que será muy apreciada-. Harry no sabía a quién visitarían pero el rostro de Neville se volvió frío y duro, decidido incluso, como si tuviera que resolverse a lo que fuera, o a quien fuera, que se tratara. Harry sentía cierta curiosidad, pero Severus le había estado inculcando que no debía meter las narices en los asuntos de los demás porque era de mala educación y solía meterle en problemas. Le mataba un poco pero se mordió la lengua y se despidió de su amigo con la mano, esperando que Severus estuviera orgulloso de su esfuerzo.

THE PRICE OF FREEDOMWhere stories live. Discover now